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Voto de Archilupo:
8
Romance. Drama Hong Kong, 1962. Chow, redactor jefe de un diario local, se muda con su mujer a un edificio habitado principalmente por residentes de Shanghai. Allí conoce a Li-zhen, una joven que acaba de instalarse en el mismo edificio con su esposo. Ella es secretaria de una empresa de exportación y su marido está continuamente de viaje de negocios. Como la mujer de Chow también está casi siempre fuera de casa, Li-zhen y Chow pasan cada vez más ... [+]
3 de enero de 2009
64 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si “Deseando amar” transmite intensamente el melancólico amor entre el elegante señor Chow y la bella señora Zhen es porque no se limita a lo visible, tratado con manierismo, y ahonda en la materia oscura argumental, que gravita en todos y cada uno de los acontecimientos.

La materia oscura, como tal manejada por Wong Kar Wai con gran acierto estratégico, son los otros, los respectivos cónyuges, fuera siempre de escena, a quienes jamás vemos pero cuya presencia asfixiante sentimos sin otro respiro que esos momentos seleccionados por la cámara lenta para una eternidad frágil: boqueadas de aire al ralentí cuando lo que en realidad necesitan los enamorados son reflejos ágiles, diligencia, iniciativa relámpago.

Esa materia narrativa oscura, los cónyuges fuertes de cada matrimonio implicado, interfiere el espacio donde el señor Chow y la señora Zhen se buscan titubeantes; lo tensa, deforma y distorsiona.
Nunca vemos a los enamorados en planos estables y serenos sino a través de barrotes, cristales empañados o la cortina pluvial de un aguacero; entre visillos, desde el interior de un ropero o desde debajo de la cama. Con punto de vista a menudo furtivo y acechante, Wong Kar Wai nos los presenta borrosos, parciales, fragmentados, comprimidos en una diminuta habitación-vivienda, separados por un delgado tabique que sin embargo los incomunica como un grueso muro, enturbiada la atmósfera por una nebulosa de temor, contradicción, culpa, desconfianza y nostalgia; por el digno y decoroso horror a, despechados, terminar actuando igual que los otros.

Temblorosas, las manos están a punto de rozarse y la alianza dorada emite un inoportuno destello en el dedo anular…

Afectado por la turbulencia emocional, los enamorados no se atreven a reconocerse como tales. La activa sombra de los cónyuges ausentes los aturde. Bloquea sus iniciativas y convierte a las cotillas del vecindario en involuntarios agentes de vigilancia.

Esa zona de sombra, saturada por dos fantasmas hiperactivos que funcionan como un pastor eléctrico y oponen al amor incipiente una amenaza fatalista, gobierna sobre un amor maniatado.
Como un secreto, se encapsula ese amor en una hendidura del templo budista de Angkor, a la espera de otra oportunidad.
¿Tal vez en 2046?
Archilupo
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