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Voto de Archilupo:
8
7,1
42.545
Comedia. Drama
Charlie Kaufman, un guionista de Los Ángeles, vive un periodo de crisis creativa, todo lo contrario que su hermano gemelo Donald. Charlie escribe tal como vive: con gran dificultad y lleno de inseguridades, mientras que Donald vive tal como escribe: con dejadez. Por su parte, Susan escribe sobre la vida, pero es incapaz de vivirla. Por el contrario, la intensa y aventurera vida de John es digna de una novela. (FILMAFFINITY)
22 de marzo de 2009
50 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Spike Jonze arranca con el monólogo en off de un Kaufman insatisfecho. Por gordo, por feo, por las entradas. Propósitos de mejora, para ligar más. O algo, al menos.
Como guionista, Kaufman es muy bueno. Tiene contratos. Ahora le toca adaptar una novela de éxito, “El ladrón de orquídeas”, y las pasa canutas, porque el libro no da de sí. Sudor nervioso. Si ante la máquina de escribir se le atraganta una frase, la crisis se extiende a la razón de vivir. “Llevo 40 años en este planeta y sigo sin entender qué hago aquí, cómo he llegado”. En respuesta, Jonze ofrece, a cámara rápida, una secuencia de la evolución entera de las especies, desde la ameba hasta el nacimiento del propio Charlie Kaufman, en primer plano.
Con recursos inventivos semejantes, la crisis del guionista en trance de adaptar sirve para un juego de variaciones creativo e inteligente, por mucho que en sus inevitables altibajos roce lo disparatado.
Sobre todo, variaciones del tema de la adaptación, también enfocado desde la óptica darwinista: la adaptación al medio es un proceso profundo en que se embarcan las especies para sobrevivir, un viaje que nos une a todos. El tema se modula en las orquídeas: cada una de las 30.000 clases de orquídeas se adapta a la forma de un insecto para atraerlo y usarlo como polinizador.
El ladrón de orquídeas, John Laroche, es personaje singular (Chris Cooper, muy bien) a quien la novelista Susan Orlean investiga con creciente implicación. Adelante y atrás en el tiempo, la película salta con descarada libertad entre la gestación del libro y los apuros de Kaufman para convertir ese libro en guión.
Porque hay lagunas, incoherencias. La investigación conjunta de tales incógnitas por parte de los gemelos Kaufman mueve aparatosamente la intriga, donde aflora cuanto el guionista quería evitar. Pasión, drogas, violencia y crímenes: todos los clichés, justo los que domina el gemelo de Charlie, Donald, también metido a guionista, con talante y estrategia por completo contrarios: Charlie es introvertido, neurasténico, obsesivo, fantaseador y onanista; Donald es extravertido, desenfadado, sociable, ligón y convencional…
Una variación más, la Orquídea Fantasma, simboliza para la escritora la oportunidad de apasionarse por las cosas un poco fantásticas, efímeras e inalcanzables que llenan la vida de un deseo extraordinario.
Juego de contraposiciones, un dinamismo continuo: guión-novela, originalidad-convención, literatura-cine, realidad-ficción. La sucesión de variaciones continúa en el seminario neoyorkino de McKee, donde se analiza a fondo cómo resolver el guión y, de paso, se recuerda que el guión de “Casablanca” está firmado por los gemelos Epstein.
(Último párrafo en el 'spoiler', por falta de espacio)
Como guionista, Kaufman es muy bueno. Tiene contratos. Ahora le toca adaptar una novela de éxito, “El ladrón de orquídeas”, y las pasa canutas, porque el libro no da de sí. Sudor nervioso. Si ante la máquina de escribir se le atraganta una frase, la crisis se extiende a la razón de vivir. “Llevo 40 años en este planeta y sigo sin entender qué hago aquí, cómo he llegado”. En respuesta, Jonze ofrece, a cámara rápida, una secuencia de la evolución entera de las especies, desde la ameba hasta el nacimiento del propio Charlie Kaufman, en primer plano.
Con recursos inventivos semejantes, la crisis del guionista en trance de adaptar sirve para un juego de variaciones creativo e inteligente, por mucho que en sus inevitables altibajos roce lo disparatado.
Sobre todo, variaciones del tema de la adaptación, también enfocado desde la óptica darwinista: la adaptación al medio es un proceso profundo en que se embarcan las especies para sobrevivir, un viaje que nos une a todos. El tema se modula en las orquídeas: cada una de las 30.000 clases de orquídeas se adapta a la forma de un insecto para atraerlo y usarlo como polinizador.
El ladrón de orquídeas, John Laroche, es personaje singular (Chris Cooper, muy bien) a quien la novelista Susan Orlean investiga con creciente implicación. Adelante y atrás en el tiempo, la película salta con descarada libertad entre la gestación del libro y los apuros de Kaufman para convertir ese libro en guión.
Porque hay lagunas, incoherencias. La investigación conjunta de tales incógnitas por parte de los gemelos Kaufman mueve aparatosamente la intriga, donde aflora cuanto el guionista quería evitar. Pasión, drogas, violencia y crímenes: todos los clichés, justo los que domina el gemelo de Charlie, Donald, también metido a guionista, con talante y estrategia por completo contrarios: Charlie es introvertido, neurasténico, obsesivo, fantaseador y onanista; Donald es extravertido, desenfadado, sociable, ligón y convencional…
Una variación más, la Orquídea Fantasma, simboliza para la escritora la oportunidad de apasionarse por las cosas un poco fantásticas, efímeras e inalcanzables que llenan la vida de un deseo extraordinario.
Juego de contraposiciones, un dinamismo continuo: guión-novela, originalidad-convención, literatura-cine, realidad-ficción. La sucesión de variaciones continúa en el seminario neoyorkino de McKee, donde se analiza a fondo cómo resolver el guión y, de paso, se recuerda que el guión de “Casablanca” está firmado por los gemelos Epstein.
(Último párrafo en el 'spoiler', por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Datos de la producción amplían de golpe el ingenioso alcance de la película. En 1999, Jonathan Demme y Ed Saxon (“El silencio de los corderos”), encargaron a Kaufman un guión basado en la novela real “El ladrón de orquídeas”, de Susan Orlean. Lo que a la vuelta del tiempo entregó en su lugar, alegando que la novela carecía de entidad narrativa, fue el guión titulado “Adaptation”, firmado conjuntamente con su inexistente hermano Donald, guión que Jonze convertiría en película en 2002, protagonizada por el guionista Charlie Kaufman (también por su gemelo Donald, ambos Nicolas Cage), en el trance de adaptar atascado la ya mencionada novela, entregado a un autodestructivo e hilarante monólogo en off, y a una notable radiografía del proceso de creación.
(8,5)
(8,5)