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España España · Barcelona
Voto de laTrieste:
7
Bélico. Drama Año 1940, en plena 2ª Guerra Mundial. En las playas de Dunkerque, cientos de miles de soldados de las tropas británicas y francesas se encuentran rodeados por el avance del ejército alemán, que ha invadido Francia. Atrapados en la playa, con el mar cortándoles el paso, las tropas se enfrentan a una situación angustiosa que empeora a medida que el enemigo se acerca. (FILMAFFINITY)
31 de julio de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Christopher Nolan, director, productor y guionista de Dunkerque, no es Kubrick. Tampoco es Malick, ni Eisentein y menos todavía Welles. Nolan no es un visionario, pero es evidente que se esfuerza por serlo. Es algo a su favor. Como reza el dicho “en el país de los ciegos el tuerto es el rey”… o como decía George McFly “si te lo propones puedes conseguirlo todo”.

En esta ocasión el inglés se ha propuesto narrar un clímax de 100 minutos a base de pornografía sonora (Hans Zimmer) y delirio visual (Hoyte Van Hoytema), presentado, eso sí, en gloriosos 70mm. Ya lo hizo con El caballero oscuro o Interstellar. Entre los años 50 y 60 también lo hicieron, entre otros, William Wylder con Ben-Hur o David Lean con Lawrence de Arabia . Nada nuevo bajo el sol. Recientemente también se subió al carro Tarantino con Los 8 odiosos. De todos modos, mejor resucitar los 70mm que alargar la agonía del 3D... y así, de paso, el cinéfilo casual tal vez se acerque al Phenomena (la única sala de España en la que se puede ver Dunkerque en dicho formato), pague 12 € y se quede igual que si la hubiera visto en una simple proyección digital. No pasa nada: la experiencia habrá valido la pena.

En Dunkerque Nolan ha querido homenajear uno de los episodios de la Segunda Guerra Mundial menos explotados a nivel cinematográfico: la Operación Dinamo, y lo ha hecho con relativa sutileza, al menos durante la mayor parte del metraje. La cinta, apenas sin diálogos, nos explica a través de tres historias que se entrelazan (por tierra, mar y aire) el rescate de los 300.000 soldados británicos cercados por los nazis en la ciudad francesa en junio de 1940.

Desafortunadamente, la enésima película sobre la Segunda Guerra Mundial cuenta con un elenco de actores desaprovechado (Tom Hardy, Kenneth Branagh, Cillian Murphy, Mark Rylance), un desarrollo de los personajes deficiente, plano y sin carisma, con los que resulta imposible empatizar y un guión cuya mayor virtud es el uso del tiempo narrativo, algo habitual en la filmografía del director, como ya pudimos ver en Memento u Origen.

Quien espere un Salvar al soldado Ryan se llevará un buen chasco. Quien espere una Delgada línea roja, tres cuartos de lo mismo. Aquí no hay sangre ni casquería; para Nolan la guerra es como la Navidad: blanca, pura, y cristalina… es decir, un producto edulcorado PG-13, una máquina de hacer millones.

Dunkerque es, en definitiva, un ni fu ni fa que se va diluyendo en el recuerdo a medida que el humo y el atronador ruido de su banda sonora desaparece, pero que no se me malinterprete: no estamos ante una mala película: hay planos poderosos y un trabajo de dirección muy notable, pero no es la cinta que Warner y los críticos enjabonados por la distribuidora nos quieren hacer ver (y menos todavía la que los delirantes fanboys de Nolan nos venden por las redes sociales). Si el espectador espera entretenimiento, Dunkerque cumple con creces a nivel audiovisual. Si además espera un buen guión, tendrá que buscarlo en otra parte.
laTrieste
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