Se podrían decir muchísimas cosas de Psicosis… Una película capaz de asustar sin recurrir a la sangre desmedida, tan solo a unos magistrales golpes de orquesta. Es además, una película que mantiene en vilo al espectador durante toda su duración, haciendo que este espere ansioso el apoteósico final, que es capaz de dejarnos con la boca abierta.
No sé cuantas habré visto Psicosis, y tampoco sé cuantas veces más la veré a lo largo de mi vida. Sin embargo, puedo decir con toda confianza que la magia y el suspense que desprende esta película, la manera en que envuelve al espectador, no ha podido ser igualada por ninguna otra película de terror posterior.
Desde que la pobre Marion es acuchillada en la ducha se desata en mí un sinfín de dudas, un ¿quién es el asesino? que no puedo evitar, una admiración por la increíble actuación de Janet Leigh, un sentimiento de abstracción del mundo que se repite cada vez que la veo, a pesar de conocerla como a la palma de mi mano. Eso es Psicosis.