Me es bastante raro tener que darle una puntuación discreta a una película que en su momento adoraba y veía en repetidas ocasiones. Quizá se deba a que en esos días no tenía tanta idea de cine (menos que ahora, al menos) y el lenguaje soez junto a algunas situaciones divertidas me bastaba para atesorar una cinta. Luego de verla por primera vez en DVD hace un par de días, pude llegar a la conclusión de que se trata de una obra mediocre que por sobre todo, se basa en la polémica de esa ambivalencia de su mensaje final. La verdad me parece que esa ambigüedad en el trasfondo del guión no es más que una apología al racismo disfrazada. A lo mejor, la pasión de juventud de Spike Lee en aquellos años lo llevó a escribir este virulento manifiesto que no busca arreglar nada en absoluto sino demostrar el menosprecio de la raza blanca por los afroamericanos y al mismo tiempo un resentimiento feroz y destructivo de estos últimos (justificado, puede ser).

Luego de la postura filosófica, son detalles técnicos y de personajes los que me hicieron este visionado algo no muy agradable. Empezando por la banda sonora. Los que han visto la película sabrán que consta de dos temáticas musicales: la primera se basa en música pop negra donde destaca por sobre todo el “Fight The Power” de Public Enemy además de otros como Steel Pulse y Al Jarreau, pegajosas canciones de gran calidad. La balanza se viene abajo con la horrorosa, repito…horrorosa música incidental que mezcla un cuarteto de cuerdas con una base jazzera. Estas piezas están colocadas casi al azar sobre algunas de las mejores escenas de la película. Sino pónganle atención a la presentación de los personajes de la pizzería y mas adelante, a ese logrado largo plano de la conversación entre padre e hijo. Pareciese que a alguien se le quedó la cinta corriendo al momento del montaje. No hay ninguna coherencia entre música y dialogo. Las canciones pop están muy bien, pese a todo.

Los movimientos de cámara más recurrentes son unos enfermantes travellings en cámara lenta que no aportan nada. Este se repite en infinitas ocasiones. Supongo que se debe a que todavía era un novato en cuanto a dirección.

Otro problema fundamental ese el trazado de algunos personajes, en especial el de Mookie (Spike Lee). Este personaje viene siendo como el guía que nos introduce a todos los demás participantes de la historia. Creo que este desagradable personaje jamás logra la empatía con el espectador, por el contrario genera anticuerpos debido a esa desfachatez con la que se desenvuelve y el desprecio que tiene por todo el resto. Se supone que estamos hablando del bueno de la historia. Ni hablar que es el mismo el que comienza la revuelta y más adelante comanda el infame dialogo final junto a Sal (Danny Aiello), que simplemente es patético...
(la crítica continúa en spoilers)