Un pescado tiene unos determinados utensilios para comerlo aunque pueda parecer una tontería. Y lo es, si piensas que el sabor del pescado será el mismo uses la paleta, el cuchillo de sierra o una cuchara.
Pues esta obra está en esa situación.
Decir que es mala es imposible. Pero está lejos de ser esa genialidad que dicen que es. Y lo mejor es que el más entendido en el tema es el propio Woody. Los interesados que busquen en internet que dijo de su obra.
El caso es que en esta obra se nos presenta un marcado estilo teatral. Unos personajes, un escenario y un tema que tratar.
Los personajes aunque muy marcados y bien definidos dejan que desear en lo que se refiere a actuaciones. Solo la más joven consigue hacerse creíble.
El tema, el amor o mejor dicho "emparejamiento", se trata de forma ágil pero con momentos extremadamente densos.
Y el escenario, un bello Manhattan que sale favorecido por el blanco y negro.
Una interesante obra que ha tirado mucho de su marca para parecer más de lo que realmente es.