De "Bambi 2" se puede decir sobre todo que es una película innecesaria y que había más que suficiente con la versión original. Su estreno en la pantalla grande, en lugar de los videoclubs que serían su escaparate natural, puede servir no obstante para mantener vivo un rito casi tan antiguo como el cine: llevar a los más pequeños de la casa a una película de Disney como las de antes. La película sin embargo no se ha estrenado de este modo en su país de origen, Estados Unidos. Walt Disney juega ahora la baza de la nostalgia para recuperar a los espectadores que, excepto en sus colaboraciones con Pixar, se le han ido escurriendo de las manos. "Bambi 2" no es una secuela en el sentido estricto de la palabra, porque ni los eventos transcurren después de que Bambi se haya hecho mayor, ni se recurre a usar a un hipotético nuevo cervatillo para crear una historia original. "Bambi 2" sucede en mitad de la primera película: los responsables del nuevo filme han conseguido recrear la imagen del "Bambi" de 1942, pero a duras penas rellenan una historia que ya conocemos con anécdotas desligadas del conjunto. Uno podría partir el primer "Bambi" en dos partes, introducir la nueva película en medio, y tener una historia demasiado larga con un centro tirando a aburrido. Los más pequeños de la casa se lo pasarán bien, pero los adultos que les acompañen difícilmente podrán sacar partido ni disfrute a este retorcido experimento comercial de Disney. Digamos en su defensa que la primera película, si bien era encantadora y melosa, no tenía tampoco una línea argumental demasiado firme. El problema es que la trama de "Bambi 2" vagabundea narrativamente en torno a aquella falla original, sin hacer ningún hallazgo que verdaderamente empuje la historia, y dedicándose a completar (como en un reality show) las relaciones que el cervatillo no pudo explotar en la primera parte.