No sólo funciona por sí sola, sin necesidad excesiva de haber visto la primera. No sólo es el doble de buena y muchísimo mejor que aquella. John Wick: Pacto de sangre es un estupendo festín de acción en todos los sentidos, desde su historia hasta la ensalada de tiros y cortes sangrantes.

Keanu Reeves es John Wick. Lo ha conseguido: se ha desecho de la malograda sombra de Neo (culpa de las infames secuelas). Y aún estando ya madurito en edad, se mueve como nadie y pelea de forma excelente (en las escenas de acción, es él al 100%). Él solo gana muchos puntos para la cinta (como pasara en la primera).
Pero la historia es sorprendente, esa sí que no la esperaba. Es mucho mejor y más compleja de lo que cabría esperar, contada a un ritmo endiablado, cerrada con un final impresionante evocando notablemente a... (*mención a la referencia en la zona spoilers, pues seguro muchas personas sino todas la han visto). La banda sonora tampoco se queda atrás, la edición y el montaje son de diez, así como las secuencias de acción contienen las mejores coreografías del cine de acción reciente.

Es un espectáculo de calidad digno, lleno de ingenio, con más de un giro sorprendente y completo por sí mismo (repito, no la encasilléis como secuela dependiente porque no lo es tanto). Si sois amantes de la acción, la pondréis en un pedestal. Y si no lo sois, puede que hasta os enganchéis después de verla y todo. John Wick: Pacto de sangre no es lo que se espera de ella, es mejor y más que eso.