Si combinamos la presentación de 'Calle Cloverfield 10' -cómo los títulos de crédito se presentan conjugados con la secuencia inicial, mención aparte el regreso de Bear McCreary a la banda sonora- con una pizca de 'Sunshine', unas gotas de 'Life (Vida)' y las idas de olla truculentas de 'Horizonte final' tenemos esta 'The Cloverfield Paradox'. Y sí, su principal problema para mí reside en su total falta de originalidad (todo lo contrario de la primera 'Monstruoso (Cloverfield)' y más aún en la superior 'Calle Cloverfield 10 (10 Cloverfield Lane)').

Lo mejor es cómo J.J. Abrams y Netflix se han dado la mano para conjugar estilos (J.J. el de la expectativa y Netflix el de la sorpresa inminente en su chocante estreno). Sin dudas ayudará a que la película funcione bien en la plataforma. Porque como película independiente no posee cimientos fuertes. No aburre y mantiene alerta al espectador, sobre todo la primera vez que se ve y sobre todo vistas las dos anteriores. Pero los personajes carismáticos del 2008 y los complejos y hasta inteligentes del 2016 han dado paso a los astronautas más clichés desde los de 'Prometheus'. Ni qué decir de la historia: una gymkhana que se trata de superar a sí misma con cada giro y cada truculencia -algunas, la verdad, imaginativas *spoilers)

La película trata de innovar en esta antología al combinar dos tramas en una película (la de los astronautas y la de la Tierra) y por desgracia cuentan muy poco de la que de verdad me interesa: La Tierra -¿de verdad la trama de los astronautas no se la podrían haber trabajado más?-. Eso sí, su remate final (*spoilers) puede ser tal vez el mejor plano final de la trilogía hasta ahora. Todo hay que decirlo. En definitiva: la peor 'Cloverfield' hasta la fecha es un producto que se ve fácil pero que palidece en exceso si recordamos su origen (el cumple 10 años ya) y en mi caso más aún su extensión de hace un par de años.