Aproximadamente a las 17:30 horas ha llegado al hotel María Cristina de San Sebastian, donde va a recibir uno de los premios Donosti de este año. Nunca había estado en el María Cristina esperando la llegada de ninguna estrella, aunque he estado muchas veces en el Festival de Cine, pero hoy casualmente he leído en el periódico que llegaba hacia las cinco y cuarto, así que después de tres cuartos de hora esperando la he visto.
¡He estado a dos metros de una de las actrices más míticas de mi santurio cinematográfico!

Después de haber visto "Persona" unas quince veces, y de haber estudiado y analizado cada uno de sus planos intentando descubrir los secretos del sumo sacerdote Bergman, hoy apareció ante mí una de sus "Diosas", en persona, igual que antes la admiré en "Persona".

Por cierto, aunque han pasado cuarenta años sus ojos siguen siendo azules como en "Pasión", y su sonrisa bondadosa, sigue escondiendo algo misterioso, quizás amargo; como si no pudiese esconder cierta tristeza por el tiempo que ha pasado, y las múltiples experiencias que al igual que en las películas que hizo con Bergman, van dejando ese poso de melancolía por unos años que se esfumaron ya, igual que un sueño efímero.

¡Y pensar que esta mujer que he tenido a dos metros de distancia amó a Bergman y vivió y trabajó con él! Pensar que esta persona protagonizó "Persona" que yo he estudiado, admirado, analizado, amado y vuelto a admirar.