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Voto de tolstoievska:
9
7,1
25.347
Romance. Drama. Ciencia ficción
Un escritor que creía escribir sobre el futuro, en realidad estaba escribiendo sobre el pasado. En su novela, un misterioso tren salía de cuando en cuando con dirección al año 2046. Todos los que subían a él lo hacían con el mismo propósito: recobrar los recuerdos perdidos. Se decía que en 2046 nada cambiaba. Nadie sabía a ciencia cierta si eso era verdad, porque ninguno de los que viajaron regresó jamás. Con una excepción. Él estuvo ... [+]
11 de diciembre de 2007
65 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
...mucho.
Si pudiésemos borrar de nuestra memoria determinados recuerdos y experiencias de nuestro pasado, como sucedía por ejemplo en "¡"Olvídate de mí!, quizás no sufriríamos tanto y podríamos avanzar y recomponer nuestra vida con mayor facilidad, pero claro, entonces dejaríamos de ser nosotros, porque lo que somos ahora, nuestra experiencia, nuestras posibles conductas presentes o futuras, estarán marcadas ya para siempre por todos esos amores y desamores del pasado, por todas esas alegrías maravillosas, y probablemente, con mucha más frecuencia, por todas esas frustraciones que forman parte de la vida, y a las que debemos sobreponernos de un modo o de otro. Al mismo tiempo el dolor que sentimos por las perdidas del pasado -en especial esa persona tan especial que pensábamos que estaba destinada a nosotros; suponiendo que creamos en esto, claro-, nos impide creer en la posibilidad de recrear ese tipo de amor en el futuro, pues nos parece imposible alcanzar de nuevo ese estado de gracia. Y quizás en parte sea así, pero no porque no pueda existir otra persona tan maravillosa o más que nuestro amor pasado, sino más bien porque nosotros nunca volveremos a ser los mismos después de aquella dolorosa perdida y decepción. Nunca podremos enfrentarnos a una nueva relación amorosa con esa inocencia, con esa confianza espontanea que teníamos en la otra persona cuando el fracaso y la decepción brutal no nos habían golpeado con tal intensidad que podemos llegar a creer que la vida en este mundo es dura y cruel, y la confianza en los demás es algo que sólo se puede mantener a duras penas, y más porque necesitamos confiar en alguien que porque no temamos la posibilidad de la traición o la deslealtad. Y es que la vida es así de insatisfactoria en ocasiones, y aunque Wong Kar-Wai revista la historia con su belleza estética y sus hermosas mujeres y elegantes protagonistas masculinos, no podemos soslayar la enorme tristeza que se encierra tras esa aparente capa de glamour, zapatos de tacón, pelos engominados y sugerente vida nocturna. Y es que este director parece estar obsesionado en casi toda su obra por el paso del tiempo, por lo efímero de las relaciones amorosas, por el drama de no conocer a nuestro amor en el momento oportuno -"...hay que conocer a nuestro amor en el momento oportuno; ni demasiado pronto, ni demasiado tarde..." llega a decir Tony Leung, reflexionando sobre la hija del casero de la pensión, de la que en cierto modo podría enamorarse-. Y es que igual que nosotros tenemos nuestro pasado, los demás tienen el suyo, y quizás cuando conozcamos a una determinada mujer ella ya habrá conocido al amor de su vida en "su pasado", y tampoco ella podrá darnos lo que queremos o necesitamos, pues ella ya lo perdió -perdió también la inocencia o la confianza-, y cierta especie de vacío se ha instalado ya en ella, igual que en nosotros.
En fin, menudo galimatías, ¿no?
Si pudiésemos borrar de nuestra memoria determinados recuerdos y experiencias de nuestro pasado, como sucedía por ejemplo en "¡"Olvídate de mí!, quizás no sufriríamos tanto y podríamos avanzar y recomponer nuestra vida con mayor facilidad, pero claro, entonces dejaríamos de ser nosotros, porque lo que somos ahora, nuestra experiencia, nuestras posibles conductas presentes o futuras, estarán marcadas ya para siempre por todos esos amores y desamores del pasado, por todas esas alegrías maravillosas, y probablemente, con mucha más frecuencia, por todas esas frustraciones que forman parte de la vida, y a las que debemos sobreponernos de un modo o de otro. Al mismo tiempo el dolor que sentimos por las perdidas del pasado -en especial esa persona tan especial que pensábamos que estaba destinada a nosotros; suponiendo que creamos en esto, claro-, nos impide creer en la posibilidad de recrear ese tipo de amor en el futuro, pues nos parece imposible alcanzar de nuevo ese estado de gracia. Y quizás en parte sea así, pero no porque no pueda existir otra persona tan maravillosa o más que nuestro amor pasado, sino más bien porque nosotros nunca volveremos a ser los mismos después de aquella dolorosa perdida y decepción. Nunca podremos enfrentarnos a una nueva relación amorosa con esa inocencia, con esa confianza espontanea que teníamos en la otra persona cuando el fracaso y la decepción brutal no nos habían golpeado con tal intensidad que podemos llegar a creer que la vida en este mundo es dura y cruel, y la confianza en los demás es algo que sólo se puede mantener a duras penas, y más porque necesitamos confiar en alguien que porque no temamos la posibilidad de la traición o la deslealtad. Y es que la vida es así de insatisfactoria en ocasiones, y aunque Wong Kar-Wai revista la historia con su belleza estética y sus hermosas mujeres y elegantes protagonistas masculinos, no podemos soslayar la enorme tristeza que se encierra tras esa aparente capa de glamour, zapatos de tacón, pelos engominados y sugerente vida nocturna. Y es que este director parece estar obsesionado en casi toda su obra por el paso del tiempo, por lo efímero de las relaciones amorosas, por el drama de no conocer a nuestro amor en el momento oportuno -"...hay que conocer a nuestro amor en el momento oportuno; ni demasiado pronto, ni demasiado tarde..." llega a decir Tony Leung, reflexionando sobre la hija del casero de la pensión, de la que en cierto modo podría enamorarse-. Y es que igual que nosotros tenemos nuestro pasado, los demás tienen el suyo, y quizás cuando conozcamos a una determinada mujer ella ya habrá conocido al amor de su vida en "su pasado", y tampoco ella podrá darnos lo que queremos o necesitamos, pues ella ya lo perdió -perdió también la inocencia o la confianza-, y cierta especie de vacío se ha instalado ya en ella, igual que en nosotros.
En fin, menudo galimatías, ¿no?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Pero la culpa la tiene Wong Kar-Wai, que con su cine doloroso y sugerente que reflexiona sobre la existencia humana a través del espacio-tiempo, me ha dejado un poco deprimido, aunque para ser sincero ya lo estaba antes.
Sé que hay gente a la que no le gusta el esteticismo de este director -trabajó, ¡y trabaja!, en publicidad- , y puedo comprenderlo, pero tampoco se puede negar que su obra está llena de contenido y reflexiones profundas, y no sólo de bellas imágenes; si no fuese así, ¿por qué sus películas me hacen comerme la cabeza de este modo?
La he visto cuatro o cinco veces, y a mí me sigue gustando. Además, Zhang Ziyi o Gon Li, por ejemplo, están para comérselas a besos.
Impresionante el beso de Tony Leung y Gong Li, antes de despedirse por última vez. El rostro de Gon Li es desgarrador; y el carmín de labios no puede resistir una pasión tan profunda, ni siquiera el que anuncian en la TV y usan las estrellas de Hollywood...
La cámara lenta, el vestido apretado a las caderas de una hermosa mujer andando con elegancia, y esa mano misteriosa y femenina cubierta por un guante negro...
Dedico esta crítica a todos los que escriben sus opiniones por aquí; a veces me quedo sorprendido de la gran cantidad de personas anónimas que tienen cosas mucho más interesantes que decir, que las tonterías con que nos bombardean desde otros medios más poderosos y reconocidos...
Hay personas que escriben cosas demasiado buenas...
Sé que hay gente a la que no le gusta el esteticismo de este director -trabajó, ¡y trabaja!, en publicidad- , y puedo comprenderlo, pero tampoco se puede negar que su obra está llena de contenido y reflexiones profundas, y no sólo de bellas imágenes; si no fuese así, ¿por qué sus películas me hacen comerme la cabeza de este modo?
La he visto cuatro o cinco veces, y a mí me sigue gustando. Además, Zhang Ziyi o Gon Li, por ejemplo, están para comérselas a besos.
Impresionante el beso de Tony Leung y Gong Li, antes de despedirse por última vez. El rostro de Gon Li es desgarrador; y el carmín de labios no puede resistir una pasión tan profunda, ni siquiera el que anuncian en la TV y usan las estrellas de Hollywood...
La cámara lenta, el vestido apretado a las caderas de una hermosa mujer andando con elegancia, y esa mano misteriosa y femenina cubierta por un guante negro...
Dedico esta crítica a todos los que escriben sus opiniones por aquí; a veces me quedo sorprendido de la gran cantidad de personas anónimas que tienen cosas mucho más interesantes que decir, que las tonterías con que nos bombardean desde otros medios más poderosos y reconocidos...
Hay personas que escriben cosas demasiado buenas...