Tercera entrega de la saga Creed en la que se echa de menos la no aparición (por primera vez) de Rocky Balboa y en la que supone la segunda incursión de Michael B. Jordan en la dirección. La película es muy entretenida y tiene momentos de realmente mucha tensión. El antagonista está perfectamente interpretado por Jonathan Majors, y visualmente las peleas están a otro nivel, de forma que la película cumple con creces con lo que se puede esperar de ella. Veremos qué nos depara el futuro de esta saga post-Rocky.