Si algo ha caracterizado al cine de Jean-Jacques Annaud a lo largo de los años es su magnífico trato de la fotografía, en su mayoría paisajista, como en las estupendas "En busca del fuego" o "El oso". En esta ocasión tenemos un alegato en favor del equilibrio natural ambientado en la estepa de Mongolia y los peligros de romper dicho equilibrio por parte del ser humano. Visualmente es bonita, las amplias llanuras dan juego al director para retratar la belleza de la naturaleza y la historia es interesante, demasiado cruda quizás como cine de aventuras para todos los públicos en ciertos momentos no por lo visual, sino por la crueldad que retrata, y aunque cierta parte del elenco da sensación de amateur, ello puede ser una ventaja por el realismo que transmite y no deja de ser anecdótico porque el verdadero protagonista es la estepa y su belleza.