Partiendo de la premisa de que no es un prodigio de la animación y que el ritmo de la historia que narra es bastante irregular (por momentos todo se "acelera" o "gira", dando una sensación, en parte, extraña, en parte, divertida), lo que no se le puede dejar de reconocer a "Los hermanos Willoughby" es que es un cuento atípico, colorista y con muchas dosis de diversión e imaginación. Para bien o para mal, es una película de animación con bastante personalidad y, al menos, entretenida.