Película bastante buena, más bien notable acerca de una muchachita italiana de provincias (Caterina) y su familia. Al trasladarse junto a sus padres a vivir a Roma, ella ingresa en un colegio de gente pudiente donde las hijas de la camarilla política-conservadora de la derecha y las hijas de la camarilla política-progre de la izquierda se disputan su amistad en tanto y cuanto vislumbran en ella a un ser noble, inocente y falto de malicia. ¿Quién no quiere para sí a una persona pura, sencilla y buena? Pero pronto Caterina se dará cuenta, como antes ya lo ha hecho su padre (un pobre profesor e intelectual al que no le dan cancha ni le publican su manuscrito precisamente por eso por ser independiente y no pertenecer a ninguna camarilla, ni de izquierda ni de derecha), que en esta vida si no perteneces a una u otra camarilla no pintas ni un pimiento.

Y es que como dice el filósofo Fej Delvahe: "Entre las camarillas de derecha y de izquierda se reparten el bacalao"; es decir, lo que haya que sea jugoso de repartirse; o dicho de otra manera, entre los lobos, da igual que sean de Levante o de Poniente, no se muerden; en definitiva, que en la sociedad, incluso en la que tanto se presume de democracia, civilización, justicia, fraternidad e igualdad, ellos se lo guisan todo, ellos se lo sirven y ellos se lo comen, dejándonos al resto que no pertenecemos a sus camarillas, dejándonos las migajas y a veces ni siquiera eso sino sólo las migajitas.

Una película que sin ser una obra maestra es agradable y recomendable.