Estaba yo tranquilamente en el sofá dispuesto a ver otra peli "de juicios", un subgénero que tiene un algo hechizante que te clava en la butaca. A los 20 minutos ya estaba hinchándome a hostias contra la pared por lo que estaba viendo. En la zona spoilers expondré los momentos clave de este infierno.

De momento centrándonos en el personaje del niño protagonista, éste tiene un personalidad diseñada para hacer alargar la trama de forma obscena, cuando con lo que plantea la película podría haber acabado a la media hora. El niño, por un lado, es un sabiondo rebelde que ha aprendido muchas cosas del 'mundo adulto' pero, por otro lado, es un pedazo de embustero que no se da cuenta del daño que hace con sus mentiras, resistiéndose de forma absurda a testificar sobre lo que ha visto/oído, durante todo el metraje. Sin duda se merecería ser torturado y convertido en burro... y no el pobre Pinocho.
En definitiva, si el chaval tuviera una discapacidad intelectual como en la más o menos estimable Mercury Rising (la de Bruce Willis con el niño autista) se entendería. Pero lo hacen ver como a alguien cool e ingenioso (los gestos que hace continuamente de Papi Chulo son imperdibles).

Mencionar también lo que me ha dolido ver al gran Tommy Lee Jones -en uno de sus peores papeles- como un político ávido de poder que se entromete en el "Viaje del Héroe". Aunque en el fondo es el que actúa de forma más correcta en toda la película; utiliza varias tretas para que el niño testifique y descubrir donde está enterrado el cadáver de un senador... y así condenar al villano. Si, lo hace para ganar votos, pero es indiferente.