Estamos ante el relato real de cómo un caprichoso multimillonario John E. Du Pont, interpretado por un sorprendente Steve Carrell, quiere formar el equipo más fuerte de lucha libre que jamás haya conocido los Estados Unidos, y así ganar la medalla en los Juegos Olímpicos de Seúl 88 para los americanos. Para ello cuenta con los hermanos Schultz, Mark interpretado por Chaining Tatum y Dave por Mark Ruffalo, quienes ya consiguieron la medalla de oro en Los Angeles 84.

La película se centra en las relaciones entre los hermanos Schultz y la que cada uno de ellos tuvo con el “señor” Du Pont. Mark es un muchacho que nunca ha llevado la iniciativa y siempre ha estado respaldado por el apoyo incondicional de su hermano, lo cual le hace ser un tipo triste sin muchas metas en la vida. Por otro lado está Dave, siempre dispuesto ayudar a los demás y que le encanta el deporte que practica, enseñarlo, compartirlo, y que mientras tanto saca adelante a su familia. Y por encima de ellos está el señor Du Pont, un extravagante personaje que ha heredado una increíble fortuna y que vive en una lujosa mansión, un tipo que vive bajo el yugo de su protectora y anciana madre, un hombre débil y que nunca ha tenido iniciativa propia en la vida y al que las relaciones personales le han brillado por su ausencia.

La película recrea bastante bien la época en la que está basada, con tonos pasteles, sin mucho artificio. Cabe destacar por encima de todo el fenomenal trabajo realizado por los tres actores principales, los cuales te hacen adentrarte en la historia que se cuenta hasta el final. Quizás la película pueda resultar algo lenta, pero lo que el director ha querido transmitirnos es la compleja personalidad de los integrantes de la historia y cómo se van transformando a medida que se van conociendo.

Yo creo que es una buena propuesta para conocer otro episodio más de la “cara B” que tiene los Estados Unidos. El falso patriotismo, hacer las cosas en nombre de su país cuando realmente las hacen por su propio ego; el poder del dinero, el cual es efímero ya que lo que prevalece al final son las personas; la envidia. Y todo ello rematado siempre con las armas de fuego, tan queridas por los americanos de pro, y que hacen filmar este tipo de películas. Bienvenido al país de las contradicciones..