El padre adoptivo de Alita comenzó siendo un recurso indispensable para la trama, pero poco a poco el personaje de Christoph Waltz pierde fuelle, quedando la interpretación de éste actor totalmente apartada del argumento principal. Podría tomarse como una analogía al proceso de maduración de una adolescente que cambia las prioridades en su vida, (de su padre a su pareja), pero tampoco Hugo consigue llamar la atención, por no decir que su final, no impacta en ningún momento.

Cómo último apunte, la ex-mujer del doctor, que se nos presenta junto a Víctor como uno de los antagonistas, no evoluciona de forma coherente, por lo que el giro de guión de su personaje es... Absurdo