En realidad es una trepidante peli de acción, cuyo eje central gira sobre la intención de entregar una visión alternativa y bastante coherente sobre la invasión de Irak, por los pentagonales salvadores del universo y flamantes destructores de tiranías.
Damon continúa con su "Bóurnico" papel, de forma sólida y Paul Greengrass da una lección de "savoir-faire" en cuanto a manejo del ritmo y utilización de recursos, sin que haya fuegos artificiales gratuitos ni excesivas gilipolleces innecesarias, tan abundantes en este tipo de cine y más cuando proviene de la patria de los Lakers.
La historia tiene más que suficiente credibilidad y está bien sostenida argumentalmente. La ambientación es casi perfecta y en todo momento sentimos que el entorno es real y no decorado. Tan solo apuntar momentos de excesivo caos, con disparos, explosiones y peña corriendo de un lado para otro, en los que prevalece la confusión, haciéndonos perder, en ocasiones, el hilo de los acontecimientos. En cuanto a las interpretaciones, además del sobrado y mencionado Damon, destaca un compacto Brendan Gleeson y un no tan afortunado, por acartonado, Greg Kinnear. En Amy Ryan no voy a detenerme, pues su papel carece de dificultad, por escaso y más que nada anecdótico.

Buena y frenética peli de acción, en síntesis, que pone guinda de momento a la saga Bourne, en un periplo que, al revés de lo habitual y sin que sirva de precedente, ha ido claramente de menos a más, con buena parte de culpa en ello por parte del apellido Greegrass.