Su comienzo como drama es elogiable, mas con el paso de los minutos va perdiendo entereza hasta el punto de casi tirar por la borda el planteamiento base, para ir, por momentos, abrazándose a un tono de comedia que se apunta tantos importantes, pero que por desgracia deja escapar el partido. Las personalidades bastante grotescas de los personajes, juegan a este mismo juego, entretenido para quien lo observa, pero que a la vez resta peso, quita substancia y en definitiva, añade artificio a una historia que, aunque original, no acaba de triunfar, al menos para mí. Y en general, todo resulta increíble, irreal y falso, pero a la vez divertido, sorprendente y desde luego de una peculiaridad por lo menos de agradecer.
Lástima tambien de final, ridículo en su intento efectista, vago, desilusionante y más bien pobre colofón a todo este mejunje, esperanzador como ópera prima, pero que debería de servir para aprender a limar tontería, evitar concesiones productivas o al menos plantear a donde pretender llegar como cineasta.