Interesante opción presentada como especie de documental dramatizado que nos muestra la realidad interna que viven y sienten las nuevas generaciones de un país que subyace bajo el peso y la censura del poder religioso.

Utilizando a un par de jóvenes músicos como hilo conductor, iremos asistiendo a un recorrido por distintos parajes urbanos de la capital iraní, en la búsqueda de otros posibles músicos para adherirse a una banda cuyo objetivo es escapar de sus propias fronteras, en el anhelo de alcanzar una supuesta libertad creativa, que allí es perseguida bajo su característico absolutismo medieval.

Lo curioso de todo ello desde una visión externa, es reconocer anonadado una calidad excelsa en las distintas propuestas musicales que van desfilando por la pantalla, repletas de una ilusión y un interés que ya no son fáciles de encontrar en lugares que teóricamente disfrutan de todas las posibilidades que ofrece el mundo acomodado, adormecido y alienado a causa de la destrucción creativa que inflinge la industria comercial en nuestras conciencias y de la misma manera por nuestra falsa carencia de necesidades, que nos hace apostar con triste constancia por opciones vacías, inmovilistas y burdas en la mayor parte de los casos. De nuevo la eterna
confrontación entre la comodidad y la necesidad, siendo esta última la que se revindica una vez más como auténtico motor de la evolución en su aspecto más positivo.

Película que merece con creces atención en análisis profundo desde múltiples ópticas, que transcurre aposentada tras una cierta inocencia, bastante alejada de un deseo de crítica cáustica, pero convencida sin embargo de la necesidad de mostrar la evidente clausura que denota una sociedad anclada en un hermetismo que comienza a presentar atisbos claros de resquebrajamiento.