Gradísima traslación de los relatos de Sir A.Conan Doyle.
Sin duda es la más exacta hasta la fecha, muy fiel.

Unas localizaciones preciosas y espectaculares. La serie deja impresión de calidad muy poco habitual para esa época. Una muy buena factura técnica para el tiempo en que se hizo.

Aparte del fenomenal apartado técnico tenemos a un enorme, fabuloso y apabullante Jeremy Brett en cabeza de un reparto muy correcto.

Pocas cosas merecen tanto la pena como observar como Brett se adueña del personaje y se lo queda para siempre. Desde su desdén, a sus enfermizas adicciones. Sus risotadas histriónicas y sus ¡JA! completamente irónicos.
Una auténtica gama de registros que vistos en conjunto no pueden si no maravillarnos. Amén de su palpable deterioro físico que le llevó a una triste y prematura muerte.

Una delicia.