Bof. Dos horas y pico para esto. No se exige a una comedia que aporte mensajes, ideas, conocimiento o reflexión; de una comedia se espera distensión, divertimento, que te dibuje la sonrisa y te saque algunas risas. No es el caso. En absoluto. La presente, a la par de larga y aburrida, cae de lleno en la vulgaridad más ramplona, en la repetición de lo muy sobado y manido, con un guión lastimoso y plano que deambula por unos terrenos muy trillados y previsibles que convocan pronto al tedio, al fastidio, al arrepentimiento y al maldita sea otra vez me la han colado.

Engaña el cartel. Las buenas artes de la pareja protagonista, desde las primeras escenas, ya reflejan el fracaso general de la cinta, de la historia y especialmente de unos protagonistas fofos, sin alma ni convicción. Particularmente y en lo negativo sobresale Emily Blunt, embutida en un papel que ni le viene grande ni pequeño, al contrario, no le viene en nada ni ella tiene vis cómica para estos roles, por lo que en ningún momento conecta con las circunstancias de su personaje ni el espectador se la cree jamás. Mal. Muy mal. No merece.