La trama parte de una idea sugerente y curiosa: becarios jubilados, pero enseguida se queda en nada ya que la película se disuelve pronto en una rancia apología del feminismo más rampante. Una mujer innovadora, triunfante, resuelta y muy capaz de crear una gran empresa y de dirigirla hasta en sus más mínimos detalles. Para colmo es una jefa camarada, comprensiva y ejemplar. También es madre de una preciosa hija y está casada. Su marido, un tipo brillante, es ama/o de casa; ella alto ejecutivo, bien curtida para soportar fuertes presiones de inversores y mercados.

Alternando los roles y como en un mundo al revés, Nancy Meyers, como mujer que es, se empeña en mostrarnos que existen mujeres así y, además, que el mundo sería mucho mejor gracias a la voluntad y al sacrificio de féminas de raza. Todo, en todo caso, excesivamente blando y muy forzado hasta el extremo de sonar a lo que es: un panfleto feminista.

A de Niro -sin duda lo mejor de la película y que en algo la salva- desde su atalaya de hombre anciano, experimentado y sabio le toca subrayar, una y otra vez, las virtudes y bondades de su jefa, dando razón a las descaradas tesis de la cinta.

Entretenida, si no se piensa.