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Voto de Miguel Ángel:
4
Drama El príncipe Nur-er-Din trata de encontrar a su novia, que ha sido secuestrada, con el fin de conseguir el gobierno de una ciudad. La búsqueda lo lleva al fin del mundo, y durante el viaje escuchará numerosas historias de sexo y traición. Tercera y última parte de la Trilogía de la vida ("El Decamerón" y "Los cuentos de Canterbury") que consta de una decena de historias basadas en un clásico de la literatura árabe que exalta un sexo ... [+]
25 de agosto de 2022
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tiempo no pasa en balde y en este caso le ha pasado por encima y ha destapado los numerosos defectos que tiene.
En su época, hace casi 50 años, tanto nabo enhiesto y tantos protagonistas, con pintas de chaperos del extarradio, impresionaron lo suficiente como para que nadie se diera cuenta de que la película no hay por donde cogerla, de lo regular, por no decir mala, que es.
Lo primero que se advierte es el desperdicio en la producción. ¿Por qué digo ésto? Porque está rodada en Etiopía, Yemen, Irán y Nepal, en unos exteriores e interiores que son para quitarse el sombrero y, sin embargo, se filman con una vulgaridad espantosa, sin ideas, como si fueran de cartón piedra, con una fotografía que da pena.
Lo segundo, es la dirección, que es de traca de feria. Torpe, sin recursos, artificial, y dedicada a sus neuras personales. Mucho efebo por aquí y por allá, dedicados a la cópula compulsiva...y en eso consiste toda la película. Añado, para rematar la faena, que los diálogos, en cantidad y calidad, son muy parecidos a los de mi loro.
Lo tercero es la historia, los supuestos cuentos, que no son más que retales. ¡Ay, si los viera Sherezade! Con un montaje caótico y un desarrollo superficial, sin fuerza narrativa, que nos llevan al aburrimiento.
Y lo cuarto y último son los protagonistas, que supongo que no son actores profesionales, ya que parecen sacados de la fauna nocturna de polígonos industriales. Interpretaciones torpes, de cartón, pero también es verdad que para enseñar nabos, culos, tetas y demás, no hace falta más.
Miguel Ángel
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