Haz click aquí para copiar la URL
España España · Asturias
Voto de Choco:
10
Drama A principios del siglo XX, un compositor alemán de delicada salud y cuya última obra acaba de fracasar, llega a Venecia a pasar el verano. En la ciudad de los canales se sentirá profundamente atraído por un hermoso y angelical adolescente, sentimiento que le irá consumiendo mientras la decadencia también alcanza a la ciudad en forma de epidemia... Adaptación de la obra homónima del escritor Thomas Mann. (FILMAFFINITY)
17 de febrero de 2015
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra peli de esas que me impresionó de la que no puedo hablar.
Cuesta hablar de ella, porque en mi caso al menos, se trató de una de esas para sentir. Como cuando te sientas a escuchar música, si es que eres de esos que es capaz de escuchar música sentado, que en mi vida vi cosa más difícil.
Y no es una comparación tonta, porque la experiencia (y esta película, para mí al menos, es más una experiencia que una narración) es intransferible como una pieza musical. Está todo en ella. No se puede traspasar vía explicación. Hay que escucharla.
Es de estas contemplativas para saborear. La primera vez que la vi, creo que fue en la preadolescencia y creí que el hombre se había enamorado del chico más joven. En otros visionados posteriores pensé que se había enamorado de la belleza, de la vida, de la juventud y hasta de la muerte. Creo que de todas esas interpretaciones propias, va ganando el de la belleza, pero no se me ocurrió llevar la cuenta. No pensaba que tendría un desacuerdo con mis propias opiniones tan profundo y... pues perdí la cuenta. Si la veo en este mismo momento, no sé lo que pensaré. Y qué más da de qué leñes se enamora!.
Se enamora! O mira enamorado, que aquí es lo que cuenta!
Y se le poetiza el mundo, claro!. Se le abre la mirada poética que pareciera por el principio del film, que perdió por el camino, no se sabe si realmente por la belleza del adolescente, de la más decadente de las Venecias, o porque posiblemente no exista un atardecer más bello que el que sabemos el último.
Se le abarrota la mirada de fascinación como a un hombre enamorado de un adolescente, o de la vida, o de su último atardecer y tiene la enorme generosidad de dejárnoslo sentir sin que luego tengamos que morir.
Choco
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow