Fue un Santero que llego a ser consejero imperial a través de su heredero enfermo Alexei Nikolaevich, una voz que venía del pueblo y que influyo en el zar Nicolás II para democratizar su reinado con un parlamento, objeto de intentos de asesinato por parte del su primer ministro, exministro de interior y el servicio Secreto Británico.

Sobre el film... Los poderes de Rasputín parecen trascender la pantalla, segundo a segundo me voy quedando impávido como si me hubieran arrancado mi alma. En fin, al personaje lo demonificaron tontamente y solemnemente, el mérito que tiene es el atreverse a mostrar las imágenes finales que sus contrapartes Francesa y Alemana ignoraron por el temor a demandas millonarias.

El filme esconde otro drama, mucho más relevante, el ocaso de la Dinastía Románov durante 300 años, su rechazo se había generado por la crisis de la primera gran guerra, seguido por la revolución rusa y luego destronado por el partido Bolchevique, su verdugo, con Lenin a la cabeza.

Con perdón de los Barrymores, me lo pienso dos veces recomendar a alguno.