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Voto de Ludovico:
9
6,6
202
Drama
Julie de Hauranne, una joven actriz francesa de madre portuguesa y conocedora del idioma, pisa por primera vez Lisboa para rodar una película inspirada en las 'Cartas Portuguesas' de Guilleragues. Se siente fascinada por una religiosa que acude todas las noches a rezar a la capilla de Nossa Senhora do Monte, en la colina de Graça. Durante su estancia, la joven conoce a diversas personas, pero, como siempre en su vida, no pasan de ser ... [+]
2 de julio de 2011
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película compleja que desconcertará a más de uno. Me permito dar a continuación unas claves que quizá puedan ayudar a una mejor comprensión de este singular y, yo creo, magnífico film.
En primer lugar: el rey Don Sebastián desapareció en la batalla de Alcazarquivir (1578); nunca se encontró su cadáver; sus partidarios dicen que no murió sino que fue “trasladado” más allá de este mundo y que regresará algún día para fundar el V Imperio, el Imperio de Cristo sobre toda la tierra (1) [notas en el spoiler]. Don Sebastián es, así, el centro de toda una corriente más o menos mística de “milenarismo sebastianista”. Aunque no lo parezca, el sebastianismo está presente a lo largo de toda la película, desde el principio (2), y da la clave fundamental.
¿Qué relación tiene todo eso con la historia de Julie? Eugéne Green es un director “creyente” y su cine tiene una fuerte componente místico-platónica (3). La “aparición” de don Sebastián reencarnado ante Julie viene a señalar la realización de la plenitud en la vida de Julie, la misma que, a nivel social, marcará la aparición de don Sebastián al final de la historia humana. La historia de Julie reproduce, pues, de algún modo, a nivel individual lo que significará para la humanidad el regreso de Don Sebastián. El viaje de Julie a Portugal es tanto un viaje físico a su lugar de origen (4) como un viaje interior al fondo de sí misma (5), en busca de esa plenitud simbolizada por el rey oculto, en el que se encontrará con una serie de personajes: Vasco, Enrique el cardiólogo, Martin el actor, Magdalena... otros tantos hitos en su proceso de transformación interior; y, sobre todo, la hermana Juana (6). Julie es así capaz capaz de “dar a luz” (7) por un acto de amor estrictamente espiritual, imagen invertida de todos los actos de “amor” pasional que venían determinando su vida y que, vacíos de contenido, la habían sumido en la nada.
En concordancia con su tema, Green se expresa mediante un lenguaje simbólico (8). Elementos destacables son el lenguaje de los pies (que nos hace pensar en Bresson), la dicción impecable de los actores (con el efecto de una estilización hierática un poco “a lo Dreyer” en “Gertrud”) (9), las dilatadas miradas a la cámara, prohibidas en el cine convencional; y especialmente, esa expresividad de la cámara que unas veces se dilata en largos planos, con frecuencia estáticos, que parecen querer detener el tiempo, sacándonos del torbellino absurdo de la vida cotidiana, y otras veces danza en torno a los personajes, como en la cena de Julie con Enrique, en un momento de especial dinamismo interior en la vida de la protagonista.
La película tiene un ritmo interior, y ese ritmo no está regido por el tiempo “del mundo”, por el tiempo profano, sino por el tiempo interior del alma: del alma de Julie, que ha decidido no seguir corriendo tras los acontecimientos, sino “pararse” y reorientar su vida.
En fin, demasiado contenido para 3000 caracteres...
En primer lugar: el rey Don Sebastián desapareció en la batalla de Alcazarquivir (1578); nunca se encontró su cadáver; sus partidarios dicen que no murió sino que fue “trasladado” más allá de este mundo y que regresará algún día para fundar el V Imperio, el Imperio de Cristo sobre toda la tierra (1) [notas en el spoiler]. Don Sebastián es, así, el centro de toda una corriente más o menos mística de “milenarismo sebastianista”. Aunque no lo parezca, el sebastianismo está presente a lo largo de toda la película, desde el principio (2), y da la clave fundamental.
¿Qué relación tiene todo eso con la historia de Julie? Eugéne Green es un director “creyente” y su cine tiene una fuerte componente místico-platónica (3). La “aparición” de don Sebastián reencarnado ante Julie viene a señalar la realización de la plenitud en la vida de Julie, la misma que, a nivel social, marcará la aparición de don Sebastián al final de la historia humana. La historia de Julie reproduce, pues, de algún modo, a nivel individual lo que significará para la humanidad el regreso de Don Sebastián. El viaje de Julie a Portugal es tanto un viaje físico a su lugar de origen (4) como un viaje interior al fondo de sí misma (5), en busca de esa plenitud simbolizada por el rey oculto, en el que se encontrará con una serie de personajes: Vasco, Enrique el cardiólogo, Martin el actor, Magdalena... otros tantos hitos en su proceso de transformación interior; y, sobre todo, la hermana Juana (6). Julie es así capaz capaz de “dar a luz” (7) por un acto de amor estrictamente espiritual, imagen invertida de todos los actos de “amor” pasional que venían determinando su vida y que, vacíos de contenido, la habían sumido en la nada.
En concordancia con su tema, Green se expresa mediante un lenguaje simbólico (8). Elementos destacables son el lenguaje de los pies (que nos hace pensar en Bresson), la dicción impecable de los actores (con el efecto de una estilización hierática un poco “a lo Dreyer” en “Gertrud”) (9), las dilatadas miradas a la cámara, prohibidas en el cine convencional; y especialmente, esa expresividad de la cámara que unas veces se dilata en largos planos, con frecuencia estáticos, que parecen querer detener el tiempo, sacándonos del torbellino absurdo de la vida cotidiana, y otras veces danza en torno a los personajes, como en la cena de Julie con Enrique, en un momento de especial dinamismo interior en la vida de la protagonista.
La película tiene un ritmo interior, y ese ritmo no está regido por el tiempo “del mundo”, por el tiempo profano, sino por el tiempo interior del alma: del alma de Julie, que ha decidido no seguir corriendo tras los acontecimientos, sino “pararse” y reorientar su vida.
En fin, demasiado contenido para 3000 caracteres...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
(1) Lo que recuerda a la historia del rey Arturo, "trasladado" al reino del preste Juan, o más aún, al duodécimo Imam (siglo IX) de la tradición chiíta que también desapareció, pero deberá regresar al final del actual ciclo de la humanidad para presidir un período de paz y felicidad. Nada diferente a la segunda venida de Cristo.
(2) En los planos iniciales, cuando Julie baja del taxi para entrar en el hotel, puede verse en una pared una pintada, que pide o anuncia el regreso del rey Don Sebastián [Recuérdense las pintadas en “En la ciudad de Silvia”]. Por otra parte, el libro que Enrique está leyendo en el bar en que ve por primera vez a Julie es “Historia del futuro” (el título se distingue con claridad), obra de Antonio Vieira (siglo XVII), uno de los personajes más relevantes, quizá el más relevante, aparte del propio rey, de la historia sebastianista. Así pues, la aparición del joven que se dirige a Julie en la puerta de la discoteca hacia el final del film y al que ella ve como encarnación de Don Sebastián no es, pues, gratuita o caprichosa.
(3) El propio Green ha señalado a Platón y Eckhart como sus principales fuentes de inspiración. Su platonismo es explícito en “El puente de las artes”. “El mundo viviente” se abre con una cita de Eckhart.
(4) Se nos dice que su madre es portuguesa: el retorno a los orígenes, la “vuelta a casa”, la recuperación de la patria original, es un tema clásico y universal de toda tradición mística y, en particular, milenarista.
(5) En realidad, un viaje iniciático, en sentido estricto. Cuando entra por primera vez en la capilla, vemos un mural cerámico que representa el bautismo (sacramento cristiano de la iniciación) de Jesús por Juan en el Jordán.
(6) El encuentro con Juana, también podría entenderse como un encuentro de Julie consigo misma (no en vano Julie está representando el papel de una monja en la película que ha ido a filmar a Portugal), un encuentro con su alter ego celestial o, en términos más psicológicos, con su yo profundo; el resultado es una transformación que se expresa en una nueva actitud ante la existencia.
(7) La secuencia de los dos fados sucesivos es un hito especial en el proceso de toma de conciencia de Julie: ahí ve por primera vez con claridad su camino futuro. Como fondo, otro mural cerámico (estilísticamente muy similar al del bautismo en la iglesia) que representa la anunciación a la Virgen. También a Julie “se le anuncia” que su destino es tener un hijo que no será el resultado de ninguna relación sexual.
(8) Lenguaje ajeno a toda narrativa realista, y cuyo propósito es vehicular un sentido, no “engañar” a nadie haciéndole creer que lo que ocurre en la pantalla “es verdad”.
(9) Obviamente, ya sabemos que nadie habla así en la vida cotidiana, como tampoco nadie ha hablado nunca como lo hacían los personajes de Shakespeare, por ejemplo. Hay que recordar una vez más que la función del arte no es imitar eso que de forma tan convencida llamamos “la realidad”.
(2) En los planos iniciales, cuando Julie baja del taxi para entrar en el hotel, puede verse en una pared una pintada, que pide o anuncia el regreso del rey Don Sebastián [Recuérdense las pintadas en “En la ciudad de Silvia”]. Por otra parte, el libro que Enrique está leyendo en el bar en que ve por primera vez a Julie es “Historia del futuro” (el título se distingue con claridad), obra de Antonio Vieira (siglo XVII), uno de los personajes más relevantes, quizá el más relevante, aparte del propio rey, de la historia sebastianista. Así pues, la aparición del joven que se dirige a Julie en la puerta de la discoteca hacia el final del film y al que ella ve como encarnación de Don Sebastián no es, pues, gratuita o caprichosa.
(3) El propio Green ha señalado a Platón y Eckhart como sus principales fuentes de inspiración. Su platonismo es explícito en “El puente de las artes”. “El mundo viviente” se abre con una cita de Eckhart.
(4) Se nos dice que su madre es portuguesa: el retorno a los orígenes, la “vuelta a casa”, la recuperación de la patria original, es un tema clásico y universal de toda tradición mística y, en particular, milenarista.
(5) En realidad, un viaje iniciático, en sentido estricto. Cuando entra por primera vez en la capilla, vemos un mural cerámico que representa el bautismo (sacramento cristiano de la iniciación) de Jesús por Juan en el Jordán.
(6) El encuentro con Juana, también podría entenderse como un encuentro de Julie consigo misma (no en vano Julie está representando el papel de una monja en la película que ha ido a filmar a Portugal), un encuentro con su alter ego celestial o, en términos más psicológicos, con su yo profundo; el resultado es una transformación que se expresa en una nueva actitud ante la existencia.
(7) La secuencia de los dos fados sucesivos es un hito especial en el proceso de toma de conciencia de Julie: ahí ve por primera vez con claridad su camino futuro. Como fondo, otro mural cerámico (estilísticamente muy similar al del bautismo en la iglesia) que representa la anunciación a la Virgen. También a Julie “se le anuncia” que su destino es tener un hijo que no será el resultado de ninguna relación sexual.
(8) Lenguaje ajeno a toda narrativa realista, y cuyo propósito es vehicular un sentido, no “engañar” a nadie haciéndole creer que lo que ocurre en la pantalla “es verdad”.
(9) Obviamente, ya sabemos que nadie habla así en la vida cotidiana, como tampoco nadie ha hablado nunca como lo hacían los personajes de Shakespeare, por ejemplo. Hay que recordar una vez más que la función del arte no es imitar eso que de forma tan convencida llamamos “la realidad”.