La serie como tal está muy bien realizada pero, la principal pega que le achaco, es que no deja lugar a dudas de la culpabilidad de Robert Durst desde el minuto uno. En mi opinión habría que dejarle un poco de margen al espectador para decidir moralmente lo que cree, (por lo menos en los primeros capítulos) de si Robert Durst es una víctima o realmente un asesino.

Aparte de este pequeño gran fallo de estructura, recomiendo encarecidamente verla a todo aquel que le interese mínimamente el tema, ya que no puedo valorar con menos de un "7 - Buena" a una producción que ha conseguido llevar ante el tribunal a un homicida.