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Voto de diezrazonesparaver:
8
Thriller. Intriga. Drama Manuel (Antonio de la Torre), un influyente vicesecretario autonómico que lo tiene todo a favor para dar el salto a la política nacional, observa cómo su perfecta vida se desmorona a partir de unas filtraciones que le implican en una trama de corrupción junto a Paco, uno de sus mejores amigos. Mientras los medios de comunicación empiezan a hacerse eco de las dimensiones del escándalo, el partido cierra filas y únicamente Paco sale ... [+]
29 de enero de 2019
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
01. Por una intriga política que escarba en la basura, un thriller donde la suciedad debería habernos llevado, hace tiempo, a hacernos una pregunta, la pregunta: ¿Qué anda podrido aquí?

02. Son como una mafia. Tienen un código. No hay bueno ni malo. Tan solo la aceptación de unas reglas que, cuando vienen mal dadas, se revelan igual de generosas. Manuel López-Vidal (Antonio de la Torre) no entiende que su honor, aquello por lo que lucha, hace tiempo que fue arrojado a la cuneta del camino del héroe.

03. Desafío emocional de Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña a la hora de recorrer el camino de, en realidad, nuestro anti-héroe. Un guion que reserva su carga de verdadera profundidad ética justo para el minuto final, donde nos devuelve la mirada y, con ella, la miseria de Manuel López-Vidal.

04. Un protagonista encarnado por Antonio de la Torre desde la debilidad mostrada en la intimidad al espectador y, también, desde un último signo de fortaleza arrojado a sus enemigos.

05. La sombra del poder (pulida la fotografía de Álex de Pablo), una anotación más en la libreta, en la agenda, los hechos que se irán cumpliendo uno a uno. ¡Es la economía, estúpido!, que diría Frías (Josep María Pou) citando a los asesores de la campaña de Bill Clinton a comienzos de los noventa.

06. Y mientras, los otros, los desheredados de la tierra, los que limpian por la noche los despachos de madera noble, las enormes cristaleras y las moquetas beige de las sedes de los partidos políticos y las grandes corporaciones. Es el fondo.

07. Forma y fondo. Forma, la del director Rodrigo Sorogoyen agitada pero no revuelta, en el grado justo de empatía con el pulso de sus personajes. Desbordante, la escena donde el actor Luis Zahera revienta la pantalla.

08. Forma, ritmo medido en montaje (Alberto del Campo) al compás de las texturas electrónicas de su banda sonora (Olivier Arson).

09. Y una reflexión final. ¿Es nuestra conciencia, la que guía nuestras acciones, reflejo de la agenda del poder?

10. Como diría el pueblo de Chiapas al poco de llegar Bill Clinton a la presidencia de Estados Unidos: la revolución no será televisada.

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