Esta segunda película de la trilogía de Austin Powers es aún más risoria que la primera. De hecho, el doblaje incluso fue mejor ya que esa voz de Florentino Fernández para el Doctor Maligno le queda como anillo al dedo.
El humor absurdo abunda en casi toda la cinta y eso es lo que produce risas por doquier.
Es una película de comedia y su cometido lo cumple, risas, risas y risas.
El personaje de Gordo Cabrón, mítico.