Es una serie de esas que hay que ver bien. Porque impacta el sentido de la moralidad y la creencia humana.
Es decir, quizás lo que más nos impacte de ver es la figura de esa virgen llorando sangre. Pero eso es lo de menos.
Es una serie que nos habla sobre las relaciones de unos y otros, sobre las crisis de fe, sobre el engaño, sobre la soledad, la incompresión...
Y los italianos saben de eso. Al ser un país muy católico saben como tratar de verdad la crisis de fe, porque en su cine siempre se ha mostrado de una forma u otra.
Esta serie debería ser mejor reconocida. No puede quedar simplemente como una miniserie más de drama.
Tiempo al tiempo. Si no, pues lloraremos sangre también.