Una buena película, amarga y cruel como el salvaje oeste. Lejos de los estereotipos de buenos y malos presenta una imagen general de salvajismo y crueldad. Los protagonistas no dejan de ser unos bandidos sin escrúpulos, pero no entran en contraposición ni con sus perseguidores ni con los propios mejicanos, todos sin excepción parecen haber dado la espalda a las buenas formas y la honradez. Una visión agria y dura de unas personas atrapadas en un mundo de violencia.
Tiene buenos momentos de tensión y contadas dosis de humor, todo ello mezclado con la constante sensación de amargura y perdición que envuelve a los protagonistas.
El final es épico, una exaltación del honor y la camaradería de los que supuestamente son los malos, sin lugar a dudas limpiaron sus pecados con su valentía final. Digna de verse.