Haz click aquí para copiar la URL
Voto de August Strindberg:
5
Drama Para Jack, un niño de cinco años, la habitación es el mundo entero, el lugar donde nació, donde come, juega y aprende con su madre. Por la noche, mamá lo pone a dormir en el armario, por si viene el viejo Nick. La habitación es el hogar de Jack, mientras que para su madre es el cubículo donde lleva siete años encerrada, secuestrada desde los diecinueve años. Con gran tesón e ingenio, la joven ha creado en ese reducido espacio una vida ... [+]
29 de agosto de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine debe su existencia principalmente a la síntesis de dos formas de arte: el teatro y la fotografía. Pueden analizarse los elementos de una película atendiendo a los componentes originales de ambas (acción, arco dramático, actuación; o bien, iluminación, composición estética, etc.) además de algunos otros peculiares del cine (el ritmo de las imágenes y secuencias o el movimiento de la cámara). Atendiendo únicamente a esto, Room recibiría una valoración bastante positiva. A eso se añade que su valor comercial es también muy alto: cuenta con una buena estructura, una historia con gancho, incluso podría decirse que es “muy realista” (tengo la teoría de que cuando alguien dice que una película es “muy realista” quiere decir realmente "amargante", independientemente de la “realidad” que sostenga a la película, normalmente una historieta hollywoodiense del más alto grado; sea o no, yo lo uso en ese sentido).

Pero "Room ante el cine" no pretende eso.

Una vez leí que para Ravel sólo existía una única forma de arte, de la cual la música, la poesía, la pintura y las subsiguientes ramas no eran sino las manifestaciones posibles de esa absoluta sensibilidad artística. Así pues, esto supone que hay algo común, un entorno o un aura que agrupa artistas y aficionados al arte de cualquier tipo, quizás una sensación de búsqueda, el deseo de profundizar, de mirar lo que nos rodea de una forma más intensa, de vivir más cosas que las que la superficie nos ofrece, llegando así hasta nuevas capas de la experiencia, capas en las que la realidad se haga más presente, puesto que la realidad siempre subyace al acontecer concreto, y no se trata de un hecho sino más bien un punto de mira, una atalaya desde la cual los acontecimientos cobran un sentido que nosotros podamos, si no comprender, al menos admirar. Creo que cuando un arte como el cine puede descubrir así una nueva capa de la realidad, entonces sucede que la película, hablando comúnmente, “nos dice algo”, es decir, se establece una comunicación; pero lo que nos dice no es una orden o un dictado, algo brusco y cerrado - la comunicación artística no nos impone sus límites, sino que nos arrastra fuera de ellos, nos lleva a contemplar una nueva posibilidad de experiencia, a reflexionar sobre ella. Pero para que se nos “diga algo” hemos de estar presentes en la película, ha de haber algo que nos vincule con lo que sucede en el arte para que arte y vida no sean dos líquidos inmiscibles, para que el arte no quede como una mera abstracción de la vida sin nada que añadir.

Room en este sentido podría decirse que es una película “abstracta”, no porque presente ideas reflexivas sobre la vida, como lo hacen las de Bergman o Tarkovsky, en cuyo caso “abstracto” significa tanto como "profundo" o, incluso, "real", sino que Room es abstracta precisamente por carecer de ideas, porque no busca acercarse al espectador, solamente quiere entretenerlo, dejarlo un rato pasmado ante un hecho más bien impactante pero que, ciertamente, no revela nada nuevo al que la ve, salvo que no sea de conocimiento popular que los raptores son malos y que las víctimas son desgraciadas.

Tal vez sea esta una crítica muy genérica, porque me refiero poco a la película en particular y mucho al arte o al cine en general; pero probablemente una crítica genérica sea lo mejor para una película genérica, que se olvidaría fácilmente si no fuese porque se trata de un género (llámese “películas intrascendentes”) que hoy abunda en demasía. Dar la sensación de que el mundo es horrible (el susodicho “realismo”) para salir después a la calle y que el espectador pueda pensar en lo bien que vive, en que el primer mundo es la bomba (salvo cuando uno de esos incivilizados pone alguna de verdad en sus paradisíacos países, pero a eso no se le puede hacer nada más que confiar en las grandes potencias capitalistas) y que, qué cojones, uno se merece un helado después de haber visto tanto sufrimiento junto y antes de volver a la rutina: el planchado (malo), la ropa sucia (mala), la televisión (buena, pero con el tiempo cansa hasta al más necio), y la vida cotidiana en general, donde se diluyen todas las películas con tan poco peso como Room cual humo de cigarrillo frente a tubo de escape Volkswagen.

Lo mejor de la peli: aunque sea floja, la verdad es que el helado de limón está más rico después de una catarsis.
August Strindberg
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow