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Voto de triforme:
42.744
Comedia
Sacha Baron Cohen, el peculiar protagonista de "Ali G anda suelto", interpreta a Borat, un reportero de Kazajistán. Por orden de su gobierno, el periodista va a Estados Unidos para rodar un documental pedagógico, que debe recoger las mejores enseñanzas de los USA para que su país las aproveche. Pero el trabajo no será tan fácil como parece... (FILMAFFINITY)
4 de septiembre de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿De qué va?:
Falso documental en el que un singular periodista kazajo viaja a América para estudiar las costumbres occidentales con la intención de extraer enseñanzas que puedan ser beneficiosas para su gloriosa nación.
Crítica:
Un cruce entre Torrente, el follonero y Balki Bartokomus sale de un pueblo kazajo en el ombligo del mundo dispuesto a hacernos ver —mediante su comportamiento autoparódico y excesivo hasta la nausea—la estupidez intrínseca del pueblo americano y de occidente en general en algunos asuntos.Con esta idea se podía haber elaborado una película con mucha más sustancia, pero por desgracia, aparte de la primera escena en el pueblo del protagonista y de la del rodeo, donde Borat da esa perorata ante el público enfervorizado (lo mejor de la película), el resto se convierte en un sinfín de bromas escatológicas que no parecen tener mayor propósito que el de provocarnos la risa fácil y que en muchas ocasiones ni siquiera lo consiguen.
El supuesto choque de culturas brilla por su ausencia, en parte porque las costumbres y tradiciones del protagonista son ficticias y en parte porque las reacciones de los americanos también lo son, dado el carácter de 'falso documental' del film.
Para echarse alguna risa y poco más.
Falso documental en el que un singular periodista kazajo viaja a América para estudiar las costumbres occidentales con la intención de extraer enseñanzas que puedan ser beneficiosas para su gloriosa nación.
Crítica:
Un cruce entre Torrente, el follonero y Balki Bartokomus sale de un pueblo kazajo en el ombligo del mundo dispuesto a hacernos ver —mediante su comportamiento autoparódico y excesivo hasta la nausea—la estupidez intrínseca del pueblo americano y de occidente en general en algunos asuntos.Con esta idea se podía haber elaborado una película con mucha más sustancia, pero por desgracia, aparte de la primera escena en el pueblo del protagonista y de la del rodeo, donde Borat da esa perorata ante el público enfervorizado (lo mejor de la película), el resto se convierte en un sinfín de bromas escatológicas que no parecen tener mayor propósito que el de provocarnos la risa fácil y que en muchas ocasiones ni siquiera lo consiguen.
El supuesto choque de culturas brilla por su ausencia, en parte porque las costumbres y tradiciones del protagonista son ficticias y en parte porque las reacciones de los americanos también lo son, dado el carácter de 'falso documental' del film.
Para echarse alguna risa y poco más.
