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España España · Madrid
Voto de triforme:
10
Ciencia ficción. Drama Futuro, año 2000. En la megalópolis de Metrópolis la sociedad se divide en dos clases, los ricos que tienen el poder y los medios de producción, rodeados de lujos, espacios amplios y jardines, y los obreros, condenados a vivir en condiciones dramáticas recluidos en un gueto subterráneo, donde se encuentra el corazón industrial de la ciudad. Un día Freder (Alfred Abel), el hijo del todopoderoso Joh Fredersen (Gustav Frohlich), el hombre ... [+]
23 de agosto de 2012
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran película muda del maestro Fritz Lang. Su guión fue en su momento tildado de nacionalsocialista por su mensaje, que si bien era conciliador entre patronal y proletariado, tenía una sutil carga de sumisión al poder de las clases más débiles. La guionista, Thea von Harbou -mujer de Lang-, fue militante del partido nazi. Lang en cambio era contrario a dicha ideología, por lo que huyó de Alemania en 1932 para seguir desarrollando en Estados Unidos una carrera brillante que le convertiría en uno de los mejores cineastas de la historia.

En cuanto a la película, está rodada sin duda en estado de gracia. Se trata de una distopía futurista ambientada en una gran ciudad mecanizada en la cual la gente acude a trabajar prácticamente como si fueran ganado. Toda su estética, impregnada de una megalomanía urbana, ha servido posteriormente como inspiración a multitud de obras, no sólo cinematográficas sino de todo tipo. La fotografía, sombría -sello de identidad imprescindible del expresionismo alemán- ayuda a contar una siniestra historia de ciencia ficción que sin embargo en esencia es cercana y plenamente humana: la lucha entre los poderosos y el pueblo llano.

Su desarrollo narrativo es sencillamente genial. Lang, que nunca fue amigo del cine pretencioso ni tuvo afán de protagonismo alguno, logra una narración amena y fluida que no es óbice para que la trama tenga profundidad. Por algo fue un director que caló hondo entre el gran público. Jamás rodó un tostón, siempre hizo buen cine de la manera más difícil posible, aquella que hace que todo parezca fácil. Las interpretaciones son magníficas, impregnadas de expresividad. Todo ello la convierten en una obra imprescindible de la historia del séptimo arte, un regalo para cualquiera que se declare amante del cine.

Sin palabras.
triforme
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