Ha sido inevitable al terminar el visionado el recordar "Taxi Drivers", ya que las similitudes temáticas son obvias, y las obsesiones de su director-guionista, reincidentes: Sufrimiento, aislamiento patológico, conflictos ante el poder, fanatismo, y finalmente la violencia. Todo ello vivido y contado a modo de diario por parte de su protagonista (gran interpretación del dolor contenido por parte Hawke) , un sacerdote que quisiera ser monje, porque su papel como portavoz de una iglesia internamente cuestionada, lo enfrentan a su incapacidad para digerir las miserias humanas y sociales.Su referencia a Thomas Merton, monje místico de tan comprometida trayectoria en en las causas sociales está más que justificada, ya que también es un ejemplo de la vida contemplativa y sus limitaciones para la acción. La obsesión del protagonista por la corrupción/contaminación es también una constante, la búsqueda de purificación, representada en acciones tan prosaicas como desatascar las cañerías. La aparición de Mary en su vida, más allá de servir como detonante en el conflicto principal, escenifica la fragilidad y la pureza hecha carne, que es a la vez inspiración y destino del héroe, que con su embarazo trae la esperanza de un nuevo mundo. El tema de la ecología profunda juega aquí también su papel, ya que en todo momento se nos asemejan la fragilidad de la tierra (Gaia) ante la barbarie humana, con la propia situación de Mary y su futuro incierto, siendo ambas la representación arquetípica del anima mundi.

Paul Schrader nos deja un material cargado de reflexiones profundas acerca de los miedos existenciales y sus cicatrices. Sabe como plantear cuestiones de gran calado usando como vehículo a personajes aparentemente ordinarios pero internamente atormentados, que son un reflejo de los miedos colectivos, pero llevados al extremo. Tampoco se corta a la hora de tratar un tema tan incomprendido como el del fanatismo religioso, la Yihad, vista como un acto quijotesco, lleno de desesperación, en la que el soldado de Dios se deja arrastrar fatalmente por la ira contenida, usando los nobles ideales como justificación para el terror, sin reconocer la propia carencia emocional y la incapacidad para lidiar con los sinsabores de la existencia...¿cuántas acciones atroces no se podrían evitar con una abrazo oportuno?

Es una de esas películas en las que un sólo visionado no da para analizar todo lo que contiene, pero que a mí me ha servido para desear compartir mis primeras impresiones. Si no te repele la puesta en escena austera y las secuencias con disertaciones dialogadas, contrarrestadas con planos vacíos que propician la introspección, podrás "disfrutar" del via crucis que Schrader,nos plantea. Aunque tampoco faltan momentos poético hermosamente rodados...

Mr. Schrader, es usted un maestro planteando las tribulaciones.del ser humano.