Media votos
6,5
Votos
3.589
Críticas
100
Listas
44
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de José Manuel Barba Márquez:
10
26 de diciembre de 2017
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1931, el cine sonoro estaba ya consolidado. Chaplin, convencido de que el cine era el arte de la mímica y la intrusión de la palabra en sus obras podría ir en menoscabo de la universalidad del protagonista y de sus formas, optó por realizar una película muda. El prestigio atesorado durante tantos años se lo consintió.
'Luces de la ciudad' es una resplandeciente alhaja fundada por el trance desgarrado entre el humor y el desconsuelo. Su apasionante historia de amor resulta ser una crítica a una sociedad donde el dinero concierne más que el alma y los ricos son las personas más bienquistas.
Charlot, de nuevo, con su amor altruista y alejado del egocentrismo, atiborrado de lírica y franqueza, es capaz de salvar al ser humano en esta obra conmovedora. Una historia digna de las mejores tragedias griegas, construida, otra vez, sobre un genial entramado de confusión de identidades.
En la célebre última escena, la delgadez y la naturalidad cargadas de desilusión absoluta enaltecen la emoción a un horizonte inalcanzable, gracias a un escueto juego de miradas. Las imágenes y las dos líneas de diálogo lo dirán todo y Chaplin, no cerrará el plano desvelando si se trata de un final feliz o no. Simplemente maravillosa.
'Luces de la ciudad' es una resplandeciente alhaja fundada por el trance desgarrado entre el humor y el desconsuelo. Su apasionante historia de amor resulta ser una crítica a una sociedad donde el dinero concierne más que el alma y los ricos son las personas más bienquistas.
Charlot, de nuevo, con su amor altruista y alejado del egocentrismo, atiborrado de lírica y franqueza, es capaz de salvar al ser humano en esta obra conmovedora. Una historia digna de las mejores tragedias griegas, construida, otra vez, sobre un genial entramado de confusión de identidades.
En la célebre última escena, la delgadez y la naturalidad cargadas de desilusión absoluta enaltecen la emoción a un horizonte inalcanzable, gracias a un escueto juego de miradas. Las imágenes y las dos líneas de diálogo lo dirán todo y Chaplin, no cerrará el plano desvelando si se trata de un final feliz o no. Simplemente maravillosa.