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España España · Madrid
Voto de Pablitoo:
10
Drama Antoine, un publicista de éxito, está casado, tiene dos hijos, vive en una bonita casa no lejos de París y sus relaciones con los vecinos son excelentes. La discreta relación que mantiene con la guapa Marion no es tan seria como para perturbar su equilibrio. Sin embargo, un buen día su vida experimenta un vuelco. Durante una reunión con un cliente importante, pierde los estribos y, de paso, el proyecto. Su socio le propone que se tome ... [+]
1 de agosto de 2008
27 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que este no es el lugar adecuado para mi consejo, o puede que sí. Desde pequeño he ligado el concepto de cine con el del silencio. El silencio que permite apreciar cada elemento técnico, visual y musical de una película. El silencio que ,en suma, permite disfrutar, aunque solo sea por un momento-el momento en que entras en el cine con la convicción de abandonar el ajetreo rutinario y eternamente ruidoso del día a día- No obstante, ya nada queda esperar de esta sociedad - lamento hablar inductivamente- No es mi sorpresa, el entrar en esta "comentada" fabulosa película, y darme cuenta de que el silencio cinematográfico con el que casi nací se había desvanecido para siempre. Reparto: Un hombre armado de varios botes de granizado y su amiga, o novia, o mujer - o lo que realmente fuera- arrinconada entre una montaña de "cultura" con sus expresas bolsas de la fnac. Guión: Cine 20:20- La citada pareja hace su fulminante ( en cuanto a estridente) entrada en la sala. Cuando alguien habla, exageradamente alto tienes esta primera impresión: Es una persona realmente generosa. Sin embargo, a los pocos segundos de reflexión tienes esta segunda impresión: No a todos nos importa lo que dices asi que por qué tengo que seguir escuchando. La película empieza, y parece que se han callado. ¡Oh iluso de mi!. La conversación prosigue en molestos cuchiceos y leves caricias de enamorados . Tónica constante durante el resto de la película. Solución: Mandar callar o cambiarse de asiento. Resultado: La película para la gente que aún creía en la sociedad - perdón por hablar deductivamente, creo que no todo ser viviente conforma una sociedad por la deficinión que ella implica- ya no es, ni de lejos, la misma. Supongo que este no es el lugar adecuado para mi consejo, o puede que sí. Lo que sí sé, es que el cine va ligado al silencio del mismo modo que hablar supone no escuchar. Lamentablemente la pareja mencionada no escuchó ,por paralelismo con lo citado, la perfecta canción que ilustra la película en su finalización, y en donde el señor Reggiani reproduce lo siguiente: C'est drôle, les cons ça repose/ C'est comme le feuillage au milieu des roses... Asi que ya sabe, si usted habla inecesariamente en un cine, deje de ser el follaje de la canción de Reggiani, y en el caso de no poder dejar de serlo, trate de luchar contra ello el tiempo que dure la película, para dejar a los demás contemplar el perfecto y sublime aroma, tacto y color de las rosas. Con todo, y con los retazos de silencio que pude contar durante el transcurso de la película, puedo decir-espero no confundirme-que ésta es una de las grandes películas del año, tanto por las actuaciones, el montaje y el magnífico y cuidado guión tomado del estremecedor libro de François d' Epenoux. Créanme: me encantó y ni siquiera la pude ver sereno.
Pablitoo
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