Parafraseando el epígrafe del famoso escritor de Uruguay este relato retrata una ficción en la cual Amorina -Tita Merello- encarna a una mujer que, al comienzo de la película, recibe la desagradable noticia de que su marido tiene una amante. No parece haber duda al respecto, ya que lo refiere un investigador privado contratado por su hermana. Luego su vista se pone nebulosa y termina atropellada por un auto, algunos piensan que voluntariamente. A partir de ahí se desarrolla la trama que revela la destrucción personal de esta mujer al borde de la locura y una misteriosa actividad consistente en comprar muñecas, como en una aparente regresión a la infancia. La película en blanco y negro es un drama por entero y no hay casi notas de humor. Tiene encuadres acertados, una muestra atrayente de los autos de la época y un ritmo razonable, apenas parsimonioso en conjunto en la progresión de la historia. Bien hilvanada y actuada, creo que su reducción unos veinte minutos hubiera favorecido el resultado. La música permanentemente dramática y de anuncio trágico podría haberse moderado. Bordea los siete puntos.