Benny Hill, el show nocturno que me acompañó durante mi adolescencia. Una especie de bazar, donde todo cabe, con un humor que va de lo tonto a lo hilarante. Creo que, en conjunto, eran más cómicas las escenas filmadas con cámara rápida y música rítmica que algunos parlamentos que él sólo pronunciaba, sin el concurso de otros actores, que eran más bien mediocres (hay que ver el riesgo que presuponen las traducciones, sobre este aspecto no puedo pronunciarme). Sin embargo, creo que en conjunto merece rescatarse, tenía sus aciertos aunque fuera desparejo, los actores secundarios también aportaban lo suyo, particularmente el pequeño anciano pelado que recibía permanentes golpecitos, un tanto burlones, sobre la calva.