"Perro blanco" no es, como alguien podría suponer, una alusión al color de un can. O sí lo es, pero no de modo principal. Porque, en realidad, es una referencia de tipo racista. El perro en cuestión, ha sido adiestrado para acabar con cualquier negro que se le ponga adelante. El objetivo de su dueña provisional es reeducarlo pero se topará con distintas contrariedades hasta que, por fin, dará con un amaestrador de esa raza decidido a modificar el condicionamiento reflejo del perro, que atacará a quien tenga "olor a piel de negro", según se especifica en uno de los diálogos. El film exhibe sin mayores complejidades del guión las operaciones de "reedificación" moral del perro, por así decirlo, que transcurren prioritariamente en una gran jaula circular de hierro lo que no impide que el susodicho can, eventualmente, se fugue por su sobrenatural capacidad física que le permite sortear grandes alturas con los peligros inminentes...No hay pues grandes elementos argumentales, misterios añadidos, giros en la historia que le den un mayor relieve sino, sobre todo una concentración en la reestructuración psíquica de animalejo. El director se las ingenia para, quien sabe por medio de qué ardid, lograr que "Perro blanco" ostente sus fauces casi permanentemente de modo contraido y una mirada odiosa, revelando su salvaje predisposición al ataque homicida. Las actuaciones algunas mejores que otras, se destaca el hombre mayor que regentea los animales, con una composición más coloreada que otras y, principalmente, el protagonista central, el perro blanco, naturalmente, que suma a su aspecto simpático y con carisma también una espantable agresividad.