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Chile Chile · www.elotrocine.cl
Voto de Wladimyr Valdivia:
8
Fantástico. Romance Dos personas alejadas geográficamente, se encuentran en realidad más conectadas de lo que nunca pudieron imaginar. (FILMAFFINITY)
15 de marzo de 2015
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para la gran mayoría, Joss Whedon es un director taquillero. Con 25 años de trayectoria, este director, guionista y productor hizo escuela creando y dirigiendo importantes series de televisión, como “Buffy, la Cazavampiros” y “Firefly”. En los últimos años, la ciencia ficción y los cómics (su pasión) han marcado su trabajo, dirigiendo “Serenity” (2005), “The Avengers” (2012), “Avengers. Age Of Ultron” (2015) y la exitosa serie “The Agents Of S.H.I.E.L.D.”. Pero pocos saben de la productora independiente que tiene junto a su esposa, Bellwether Pictures, con la que realizó “Much Ado About Nothing” el 2012, y estrenando el año recién pasado su segundo título, “In Your Eyes”, un filme intimista y revelador.

En esta oportunidad, Whedon sólo está detrás del guion y la producción, dejando la dirección a Brin Hill (“Ball Don’t Lie”). “In Your Eyes” es presentada como un drama romántico metafísico sobre dos personas que no se conocen, que viven a kilómetros de distancia el uno del otro y de realidades muy distintas, pero que están conectados de manera inexplicable, llevando su relación al límite de lo posible.

El sub género del drama romántico de ciencia ficción siempre ha sido muy explorado por el cine independiente, con grandes resultados en algunos casos (“Safety Not Guaranteed”, “I Origins”) y en otros no tanto (“The Time Traveler’s Wife”, “Perfect Sense”). En esta ocasión estamos frente a un filme que, si bien no podrá ser considerado como elemental entre sus pares, consigue con muy poco un resultado redondo, principalmente por un guion muy bien construido, grandes actuaciones y una ambientación que se convierte en un protagonista más, dándole el matiz que la historia va solicitando.

Dylan (Michael Stahl-David) es un ex presidiario, vive en Nuevo México bajo libertad vigilada y se gana la vida lavando autos. Rebecca (Zoe Kazan) vive en New Hampshire junto a su marido médico sin mayores preocupaciones. Nada tienen en común, sin embargo, el universo se encargó de conectarlos desde el primer día de sus vidas. Así, somos testigos de vivencias sufridas por uno y sentidas también por el otro, física y emocionalmente, a lo largo de las distintas etapas de sus vidas, sin explicación para ambos, asumidos como un natural y circunstancial problema de salud. La cinta toma un nuevo camino cuando, de manera espontánea, sus sensaciones traspasan lo sensorial y sus cuerpos son capaces también de oírse, interactuar hablando y poder mirar a través de los ojos del otro.

De aquí en más, la relación entre ambos se desarrolla a niveles hipersensoriales, emulando casi lo que les sucede a los hermanos gemelos, en este caso, almas gemelas. Una metáfora del amor y el camino que dos corazones deben recorrer hasta sentirse vacíos con la ausencia del otro, con la diferencia de no conocerse personalmente, aunque poco es lo que importa. Whedon nos cuenta la historia llevándola de manera creciente, alcanzando grandes momentos que marcan a los personajes; Hill pone su parte manejando su desarrollo sin caer en falsas apologías (a pesar de la ficción intrínseca de la historia); y la pareja de protagonistas se roban la pantalla, con interpretaciones sobrias, sin ningún tipo de excesos y, por sobre todo, reveladoras, llevando a la pantalla una relación de amor/amistad profunda y sincera, con actuaciones que les exigieron trabajar solos y de manera aislada el uno del otro frente a la cámara.

Si bien la cinta tiene ciertos momentos que caen en la obviedad, la sobre explicación y en relativa previsibilidad, no opaca el acierto de una película que, a pesar de su pausado ritmo, consigue robarnos la atención y el interés por conocer el desenlace de esta relación. Gran acierto resulta también su fotografía y el uso de colores y tonalidades, siendo el amarillo para las áridas y pueblerinas escenas de Dylan, y el azul para la acomodada vida urbana de Rebecca, haciendo más extensa la diferencia entre ellos.

La banda sonora de Tony Morales y los sonidos de Iron & Wine y The Lumineers, entre otros, terminan por convertir a “In Your Eyes” en una cinta tan real como fantástica, con reconocibles trazos independientes, que no marca un antes y un después en el género, pero que consigue su objetivo con creces: entretener y hasta emocionar, escribiendo un capítulo arriesgado, inteligente y de dócil lectura entre las cintas románticas de la nueva década. Imprescindible para fanáticos/as del género.


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Wladimyr Valdivia
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