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Chile Chile · www.elotrocine.cl
Voto de Wladimyr Valdivia:
9
Terror. Drama. Thriller Es pleno verano, y dos hermanos gemelos esperan pacientemente a que su madre regrese a casa tras una operación de cirugía plástica. Cuando llega con la cara completamente vendada se muestra fría, distante y obsesiva. El cambio en su personalidad hará que los niños se pregunten si la mujer es realmente su madre o se trata de una impostora. (FILMAFFINITY)
31 de marzo de 2016
4 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las obras más aplaudidas en la última edición del prestigioso Festival de Cine Fantástico de Sitges y una de las películas más aclamadas en lo que va del 2015. “Goodnight Mommy” es la segunda cinta dirigida en conjunto por los austríacos Severin Fiala y Veronika Franz, ganadores del Cuervo de Plata en el último Festival de Cine de Bruselas. Hablo de uno de los mejores thrillers psicológicos de terror (ojo con lo que digo) de los últimos veinte años.

Nunca sabemos el nombre de la madre. Nunca importa. Sólo sabemos que tiene dos hijos gemelos, Lukas (Lukas Schwarz) y Elias (Elias Schwarz), que el padre no existe, y que acaba de regresar a su casa con el rostro completamente vendado, luego de someterse a una cirugía. Al pasar los días, los niños ven cómo su madre ya no es la misma. Su actitud dictatorial y un extraño comportamiento obliga a los dos pequeños a investigar qué fue lo que pasó y si ella es o no efectivamente su cariñosa madre que, aparentemente, desapareció. De aquí en más, se hace imposible hablar más de su trama sin caer en adelantos, por lo que me detengo justo aquí.

La pareja de directores apostaron por un guion, si bien no del todo original (algo nos recuerda a ‘The Other’ de Robert Mulligan de 1972), muy simple en su planteamiento. Con una producción minimalista y una estética muy independiente, la cinta se desarrolla en su mayoría al interior de la casa, una sofisticada casa de campo adornada por los cuadros más aterradores que puedan existir, donde se respira soledad y llenando los espacios de plena incomodidad. Esto define la atmósfera opresiva del film desde el primer minuto y, con ello, conocemos a Lukas y Elias, hermanos y únicos mejores amigos, que se ven sometidos a la opresión de una madre nueva, extraña, agresiva y distante. En su segunda mitad, la cinta gira en sentido contrario y nos adentramos en un mundo donde desconocemos todo lo experimentado y vivimos los minutos más intensos y aterradores que nos haya regalado el cine en los últimos años.

El dúo de directores no pierde el control de la cinta ni en un sólo minuto. Cada escena, movimiento y decisiones de los personajes en pantalla cumple su objetivo. Si bien todos sus aspectos técnicos son manejados con sutileza, desde la música hasta la fotografía, es la evolución de la historia y la capacidad interpretativa de los tres personajes en pantalla lo que sostienen la cinta, algo que nos evoca inevitablemente al cine del -también austríaco- Michael Haneke: nos sacan de nuestro estado de confort como espectador en base al suspense y la deconstrucción narrativa, desafiando la lógica y exponiendo a sus personajes a vivir situaciones extremas, en este caso, con momentos perturbadores e, incluso, escenas de violencia explícita.

El ser humano que alcanza su estado más primitivo, sea por causa de la falta de confianza (los niños con su madre) o el dolor de la vida (la madre en su soledad), rondando la locura y el comportamiento fuera de toda norma. Así, “Goodnight Mommy” se convierte en un interesante ejercicio y análisis sobre la psicología infantil, la depresión, la maldad adquirida y la paranoia. Un retrato, si bien ficticio, que resulta ejemplificador, representando estilos de vida presentes que conviven en la sociedad actual, de madres solteras y niños empoderados, pero en clave de thriller de terror.

Las actuaciones son brillantes. Tanto Susanne Wuest como los niños Lukas y Elias Schwarz -ambos sin mucha experiencia previa- le otorgan un realismo único y esencial a la cinta, poniéndonos los pelos de punta cada vez que los tres comparten escena, dotando a la cinta de una imprevisibilidad obligatoria, casi una exigencia para las películas de este género.

“Ich Seh, Ich Seh” es el título en alemán original de esta nueva obra del terror, una pesadilla que no requiere de fantasmas ni de cámaras en mano para hacernos pasar un muy mal rato y, con ello, disfrutar de uno de los mejores títulos del año.


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Wladimyr Valdivia
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