Tal vez la culpa sea mía. Hace cosa de un año, cuando empezaba a tener noticia con las obras de Miyazaki y Takahata de que en la animación japonesa había todo un filón de buen cine, probé suerte con "Ghost in the Shell". Tardé diez minutos en dejarlo, aburrido, porque no había nada que me atrajera.

Siendo justo, me parece que no era esta primera película, sino una posterior. El caso es que, durante mucho tiempo, le tuve bastante rechazo a intentarlo de nuevo. Pero claro, interesarse por el anime y no ver esta película es un sinsentido que había que remediar.

Explico todo este "rollo" por poneros en situación de cuál era mi actitud al empezar a ver la película. No he podido evitar mantener una postura escéptica, tenía de hecho muchas dudas acerca de si me podía gustar o no la obra, si su argumento, al margen de la calidad técnica o de lo bien montado que estuviera, podía interesarme.

Evidentemente, por mi nota podéis adivinar un cambio de opinión. Los motivos ya se han tratado de sobra en el resto de críticas; la película entretiene y absorbe por su temática, implica emocionalmente al espectador con sus reflexiones filosóficas acerca de la existencia, de qué significa estar vivo y ser consciente. Como historia de ciencia-ficción cumple de sobras y en ella se integra toda una parafernalia técnica que no deja de ser una muestra de la tremenda imaginación de su autor. El dibujo y la animación, a pesar de ser algo sobrios, tienen igualmente muy buenas cualidades (aunque debo decir que no es mi estilo favorito). Y en conjunto un guión brillante, profundo (y yo creo que en lo básico se entiende muy bien, otra cosa es que se pierda un poco en detalles secundarios) y una calidad técnica más que notable dan como resultado una comprensible trascendencia de esta película como una obra maestra de la animación.

(sigo en spoiler por problemas de espacio, no revelo nada)