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Voto de Ghibliano:
10
Comedia José Luis, el empleado de una funeraria, proyecta emigrar a Alemania para convertirse en un buen mecánico. Su novia es hija de Amadeo, un verdugo profesional. Cuando éste los sorprende en la intimidad, los obliga a casarse. Ante la acuciante falta de medios económicos de los recién casados, Amadeo, que está a punto de jubilarse, trata de persuadir a José Luis para que solicite la plaza que él va a dejar vacante, lo que le daría derecho ... [+]
3 de mayo de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobran los calificativos para describir esta obra maestra. Valiente, visceral, irónica, natural, descorazonadora, indignante, humana...

En una época de censura, de crímenes imperdonables contra la humanidad, de ahogo de la libertad de expresión, surgió un alegato universal contra la pena de muerte y, por qué no decirlo, contra la desidia de todos aquellos que miran para otro lado.

Y lo que es más llamativo es que Berlanga y Azcona no demonizan, simplemente muestran. En uno de los mejores papeles que he visto nunca en el cine, José Isbert se nos presenta como un veterano verdugo que ya relativiza todas las cuestiones morales referentes a su empleo. Para él, matar es una rutina, se enorgullece de hacerlo bien y conserva los recuerdos de los ajusticiados. Y sin embargo, el personaje se nos presenta con una naturalidad que se hace querer, y te indignas sólo de pensar cómo alguien tan normal puede acarrear ese peso sobre sus espaldas.

Nino Manfredi está sencillamente soberbio, de principio a fin. Reflejando todos los temores de algo que se abalanza sobre él sin remisión, condenado a cumplir con su obligación en un momento que cada vez está más cercano, y trasladando su humanidad y su bondad a una de las imágenes más crudas que se han visto nunca, la del verdugo que no quiere ejecutar.

Y qué decir de las miradas desconfiadas, de la decencia, del estigma de ser un asesino amparado por la ley. Cómo se refleja esa sociedad llena de contradicciones en la que se predican unos ideales de justicia y se desprecia el brazo ejecutor. Alguien tiene que hacerlo, pero nadie quiere saber nada. Ese mirar a otro lado, esa conciencia intranquila, es tal vez incluso más significativo que el pánico de José Luis al retratar el absurdo de la pena de muerte.

Por encima de todo esto, además, se muestran unas escenas costumbristas tan bien retratadas, en las que ninguno de los personajes parece estar actuando en ningún momento; los diálogos son tan naturales, las reacciones... desde el primero hasta el último.

Es una obra de arte. No sólo un patrimonio ineludible del cine español, sino una obra universal que mejora con los años, cuyo mensaje sigue vigente, como alegato contra una práctica inhumana, sí, pero también como reflejo de una sociedad reprimida y adormecida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ghibliano
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