Ésta es mi segunda crítica (aunque con el mismo título). La anterior quedó ya obsoleta, y no reflejaba mi adoración por la serie que me ha emocionado, entretenido, admirado, influido e incluso educado más que ninguna otra. Los Simpson es una obra maestra del entretenimiento audiovisual, que basa su fuerza en cuidar hasta el mínimo detalle todos los aspectos que la definen:
-Un humor sutil, espontáneo, inteligente, que no subestima al espectador. Internet rebosa de listas de frases de la serie, los capítulos siguen frescos después de verlos cien veces y cada personaje interviene en el momento y lugar adecuados.
Mención aparte merecen los gags de engaño al público. Los Simpson es un referente en este tipo de humor, y para mí es la mejor muestra de la estrecha relación entre ficción y espectador. Tanto que me atrevería a decir que alguien a quien nunca le han colado una trampa del guión no es un fan de la serie.
-Sátira elegante, sutil y perfectamente integrada en el argumento. Admitámoslo, criticar es fácil. Hacer de la crítica un arte, no. Y Los Simpson lo han hecho. Poco a poco, y sin forzar la máquina, han puesto en entredicho todo lo que se creía intachable. Han criticado la religión, el arte, la política y el sistema democrático en general, la violencia, la irreprochabilidad de los ideales patrióticos y la honradez de los líderes de la independencia (asunto espinoso en Estados Unidos donde los haya), el conformismo, la institución del matrimonio, la educación de los niños. Y todo ello con una ambigüedad tal que se hace dificilísimo distinguir el mensaje, y se pueden ver una y otra y otra vez los episodios y encontrar dardos ocultos, pero no menos punzantes.
Y sí, al final ensalzan los valores considerados positivos: humildad, inteligencia, unidad familiar... Esto es el aspecto que hace a esta serie más valiosa que muchas otras. Prueba que criticar no consiste en gritar sistemáticamente y negarlo todo, y por eso me fastidia tantísimo que se diga que Padre de familia ha dejado a Los Simpson en la cuneta, cuando sólo se dedica a chillar más y menos razonadamente.
-Referencias culturales que nunca resultan forzadas en su aparición. Listocomics ya ha comentado las parodias cinematográficas y literarias que se encuentran en cada episodio, yo sólo puedo añadir mi asombro ante el hecho de que en ocasiones un gesto milimetrado, la posición de un personaje o un objeto en el espacio o una frase que no chirría entre el resto del guión tengan un significado más allá del literal, y representen fielmente una parodia a una gran película.
En este aspecto, me gustaría destacar las metarreferencias. No es la primera vez que usó esta técnica, pero con esta serie se llegó a un nuevo nivel. Personajes que hablan de los dibujos animados como si fuera algo ajeno a ellos o la idea de ver televisión dentro de la televisión, con la naturalidad necesaria, convierten éste en otro punto indudablemente atractivo al revisionar los episodios.
(sigue en SPOILER)