He entrado con dudas a ver "The Artist". El problema, en mi opinión, de concebir una película como homenaje al cine, es que casi nunca logra captar ese punto que define mi relación con ese arte, con lo cual me quedo fuera. Para mí el cine es emoción, pero emoción a un nivel personal, intenso y visceral, no es reducirlo a la anécdota contextual como en "Cantando bajo la lluvia", no es la nostalgia rancia de "Cinema Paradiso", por eso a mí esas obras no me funcionan como a otros y aunque entiendo que parezcan bellas y evocadoras a muchos, fallan en proporcionarme esas sensaciones.

Hay que decir que me logra convencer en su recreación histórica y lo hace porque el papel de Jean Dujardin, con su gestualización, sus miradas a la cámara, logra captar la esencia de una estrella del cine mudo a la perfección; de hecho me sorprendía que, mientras la chica mantenía una gestualidad más "moderna", alejada del contexto, George Valentin está excelentemente recreado, con sus excesos y todo, mantiene su aura de estrella dentro y fuera de las películas. Una de las mejores actuaciones que he visto últimamente, sin ninguna duda.

Pero eso no es lo más relevante. "The Artist" funciona porque más allá de cómo se vista, de si es muda, en blanco y negro, con intertítulos y orquesta sinfónica, construye una historia emocionante sobre un personaje a quien el cine le da y le quita todo. No me importa que la recreación resulte artificial, que los gestos de algunos personajes parezcan indicar que se ha rodado la película con diálogos sonoros y luego se ha bajado el volumen, eso es lo de menos cuando se observan escenas como el agobio, casi ahogado, de George Valentin al saberse acabado, durante la emisión de su última producción en una sala casi vacía. Esto es cine. Esto es lo que yo busco, intensidad, belleza, sentimientos fuertes y viscerales.

¿Rompedora? ¿Original? ¿Arriesgada? A la mierda. ¿Para qué queremos originalidad, para mencionar la anécdota en un libro de teoría cinematográfica? Me da igual. "The Artist" es una gran película porque es hermosa. Porque tiene un actor principal que hiela la sangre con su interpretación, porque la estética funciona bien, porque tiene escenas de una intensidad tal que dejan con el corazón en un puño. Ahí está el verdadero sentido del homenaje, la razón por la que a mí me funciona tan bien. Esta película no sólo homenajea, sino que embellece el cine. Resalta su capacidad expresiva y repasa sus luces y sombras, su trasfondo trágico y cruel, pero que, de alguna manera, le da ese aura de mito que a muchos nos resulta tan atractiva.