¿Qué hacen un cazarrecompensas adicto al tabaco y experto en artes marciales, un recio ex-policía con un brazo metálico implantado, una fugitiva ludópata y endeudada hasta las cejas, una niña hacker que teclea con los pies y un perro paticorto encerrados 24 horas al día en una nave espacial sin rumbo prefijado?

Solución: una auténtica serie de culto, obra capital de la animación de los 90.

Así es "Cowboy Bebop". Tan fácil de disfrutar como difícil de definir. Tan emocionante y turbadora como bella y reflexiva. Tan divertida como dramática.

Una serie que encuentra su mayor filón en su impresionante variedad y capacidad para sorprender con una mezcla de géneros que va de la comedia absurda al drama, pasando por la acción pura y dura, la ciencia-ficción o las intrigas criminales. Cada episodio es un ejercicio de estilo individual, plagado de homenajes cinéfilos y musicales, y sin embargo todos funcionan como piezas de un mismo puzzle que encajan armónicamente.

Normalmente, y teniendo en cuenta mi escasa experiencia con la animación japonesa, tiendo a ser reservado con las historias profundas y enrevesadas, ya que suele haber algo en ellas que termina por estropear la experiencia en mayor o menor medida. Ya sean las conocidas idas de olla a medio capítulo del final, las intrigas no resueltas o simplemente la incapacidad de fundir el discurso y la acción. Pero el caso de "Cowboy Bebop" me sorprende porque todo está calculado milimétricamente, los personajes transmiten una emoción genuina (Spike es todo un pozo de carisma desde el primer momento, otros como Valentine y Ed te van metiendo lentamente en su juego) y logra culminar de forma magistral. El argumento atrapa desde el primer momento, la forma de desarrollarlo, aunque lenta y metódica, carece de fallos, y la sensación al acabar de ver la serie es que no se podría hacer de mejor manera. Dada su variedad de ideas, podría esperarse que algún episodio funcionara peor, y es cierto: la serie flojea en algunos de ellos. Lo que no es tan frecuente es que incluso estos capítulos logren entretener y mantener unos mínimos bastante aceptables, no hay una sola historia infumable y eso le da más mérito si cabe al conjunto.

Sumando a eso una animación fascinante, una banda sonora que homenajea con acierto diferentes estilos musicales, y en general una estética lírica y preciosista, "Cowboy Bebop" se convierte en toda una experiencia a lo largo de sus 26 episodios. Recomendable para cualquier público; es, literalmente, algo que todos pueden disfrutar. Hay que tener unos prejuicios enormes hacia esta forma de expresión audiovisual para no reconocer los innumerables méritos que tiene este anime en cuanto a ambientación, construcción del argumento y desarrollo de los personajes, a la altura del mejor cine negro.