Como señala la gente que de verdad sabe de cine, James Gray es de los pocos directores actuales, jóvenes (nació en 1969), que pese a ello encajan perfectamente en un tipo de cine anterior, diríamos clásico, de otras épocas. Ya había hecho interesantes películas de polis y mafia con tono retro ("La noche es nuestra") y aquí se atreve con una de aventuras que recuerda más a John Huston o a David Lean que el típico blockbuster espectacular con numerosas escenas hechas con CGI, ruido y aturdimiento, como hizo Spielberg en la desgraciada "Indiana Jones 4" o el antiguo ídolo Peter Jackson en su "King Kong", por no hablar de otras películas más recientes con un tono aún más infantil.

Y es que hay que dejar claro que "Z. La ciudad perdida" está enfocada claramente a un mundo más adulto, más reflexivo, con más espíritu que espectáculo. No sale pegando saltos Indiana Jones ni pega puñetazos The Rock mientras intenta tirarse a la chica, ni hay escenas rompedoras ni especialmente asombrosas, pero sí fascinantes y muy bellas, evocadoras tanto de un mundo ya perdido como de un cine mejor, ya pasado. Es una película para dejarse llevar por lo desconocido y para reflexionar sobre la época, la historia, las relaciones familiares, las obsesiones, qué nos motiva a esto o a lo otro...

Notable ambientación de época (además Gray quiso que se degradase la imagen en pantalla, mostrándola como antigua, maltrecha) y excelente trío protagonista, los tres que más aparecen, me refiero: el fornido Charlie Hunnam como el enérgico y obsesionado Percy Fawcett (1867-¿1925?), la diosa Sienna Miller como Nina, su abnegada aunque inquieta mujer, y un sorprendente Robert Pattinson como el más fiel compañero de Fawcett

Que Gray es clásico lo demuestra también en las narices que tiene al no incluir a la mujer de Fawcett en sus viajes, como era el deseo de ella: como debe ser y pese a sus lógicas y legítimas protestas, a las expediciones de la época no acudían las féminas, por la dureza de las mismas; así que en la película tampoco se ven esas escenas impostadas de "mujeres guerreras" peleando y matando y "demostrando su valía", como si no valiesen ya mucho más por otros motivos.